A 480 años de la aparición de la Virgen de Guadalupe en el cerro del Tepeyac, los poblanos se reunieron ayer en los dos principales templos dedicados en su honor: la tradicional “Villita” y la capilla del Seminario Mayor Palafoxiano, donde se estimó una asistencia, del 8 al 12 de diciembre, cercana a los 150 mil asistentes.

Este año con la ausencia del arzobispo en los dos templos debido a su viaje al Vaticano, donde estuvo en la celebración encabezada por el papa Benedicto XVI, los fieles escucharon la misa principal encabezada por el rector del seminario, Felipe Pozos Lorenzini en los dos templos.

Durante su homilía recordó la importancia de la imagen que ha cuidado a los mexicanos durante 480 años, y la devoción a la misma que se extendió por todo el continente, siendo uno de sus más fieles devotos fue el beato Juan Pablo II.

Pozos Lorenzini señaló que la imagen de Santa María de Guadalupe es la muestra de cómo una madre cuida a sus hijos, pues lo que se pide es que haya amor y no la violencia.

Indicó que hay que honrar a quien se le apareció a un ser humilde y plasmó su imagen en su ayate para que todos pudieran estar cerca de ella. El ministro insistió en que los mexicanos deben ver la oportunidad de acercarse a ella y demostrarle su devoción respetando a los demás.

En el Seminario Palafoxiano, al igual que en “La Villita”, hubo misas este 12 de diciembre desde la madrugada hasta las 21:00 horas, ante la gran asistencia de fieles.

Veneración en el Vaticano

De acuerdo con un comunicado enviado por la arquidiócesis de Puebla, el arzobispo de Víctor Sánchez Espinosa estuvo ayer lunes en la Basílica Vaticana, donde el papa Benedicto XVI presidió la celebración eucarística de la solemnidad de la Santísima Virgen de Guadalupe y el Bicentenario de la independencia de América Latina y el Caribe.

Concelebraron con el santo padre, el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado; el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina; el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo de la Ciudad de México y el cardenal Raymundo Damasceno Assis, arzobispo de Aparecida. Cabe señalar que en esta misa participaron también el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa y sus obispos auxilliares, Dagoberto Sosa Arriaga y Eugenio Lira Rugarcía.

En esta celebración eucarística, el papa confirmó durante su homilía que visitará México y Cuba antes de la Pascua de 2012. Al anunciar su viaje a América Latina, el papa dijo: “cuando la Iglesia se preparaba para recordar el quinto centenario de la plantatio de la Cruz de Cristo en la buena tierra del continente americano, el beato Juan Pablo II formuló en su suelo, por primera vez, el programa de una evangelización nueva ‘en su ardor, en sus métodos, en su expresión’.

”Desde mi responsabilidad de confirmar en la fe, también yo deseo animar el afán apostólico que actualmente impulsa y pretende la ‘misión continental’ promovida en Aparecida, para que ‘la fe cristiana arraigue más profundamente en el corazón de las personas y los pueblos latinoamericanos como acontecimiento fundante y encuentro vivificante con Cristo’.

”Así se multiplicarán los auténticos discípulos y misioneros del Señor y se renovará la vocación de Latinoamérica y el Caribe a la esperanza. Que la luz de Dios brille, pues, cada vez más en la faz de cada uno de los hijos de esa amada tierra y que su gracia redentora oriente sus decisiones, para que continúen avanzando sin desfallecer en la construcción de una sociedad cimentada en el desarrollo del bien, el triunfo del amor y la difusión de la justicia.

”Con estos vivos deseos, y sostenido por el auxilio de la providencia divina, tengo la intención de emprender un viaje apostólico antes de la santa Pascua a México y Cuba, para proclamar allí la palabra de Cristo y se afiance la convicción de que éste es un tiempo precioso para evangelizar con una fe recia, una esperanza viva y una caridad ardiente.”

Ayuda a peregrinos

María Esther Huerta tiene 50 años y se dedica a la venta de ropa en un mercado de la capital poblana, desde niña ha sido devota de la Virgen de Guadalupe; hoy, por ese gran amor, dedica parte de su tiempo y dinero a la asistencia de los peregrinos.

Acompañada de dos de sus hijos, la encontramos en la Central de Autobuses de Puebla (Capu), donde al paso de los peregrinos que descienden de la rampa de llegada a esta ciudad les entrega tortas y jugos gratis y de buena fe.

“Teté”, como algunos la llaman, relató que su arribo a la Capu es a las 8:00 horas y “con la licencia de Dios y la ayuda de mis hijos, arrastramos las cajas que traemos y nos colocamos para repartir a los peregrinos un poco de alimento”.

Señaló que el momento más pesado fue durante la víspera y de igual manera será esta noche, cuando esperan el retorno de cientos de peregrinos, quienes a pie o en bicicleta emprendieron su marcha a la Basílica de la Virgen de Guadalupe en la ciudad de México.

Seis manos son pocas para repartir las viandas a los peregrinos, pero la voluntad de María Esther Huerta es mucha y seguirá en esta labor mientras la “morenita del Tepeyac” le conceda vida.

“Cuando joven iba a las peregrinaciones con mi familia y amigos, después lo hice con mi esposo, siempre agradeciendo todos los favores que he recibido de la Virgen; estoy grande y un poco enferma de las piernas, pero ahora mi manera de agradecer es dando un poco de comida a los peregrinos.”

Sin detallar cuánto dinero invierte en la preparación de cerca de 200 tortas de jamón y pollo, y la compra de jugos enlatados, expuso que es poco en comparación con la bendición de tener un trabajo, una casa, una familia unida y seguir viva para convivir con hijos y nietos.

En cuestión de minutos, las cajas donde guardaba las tortas y las charolas de los jugos quedaron vacías, no hay letrero alguno que identifique que es comida para los peregrinos, ella los identifica por sus rostros cansados, algunos portando imágenes de la Virgen de Guadalupe. También se les acerca a quienes llegan en grupo cargando bicicletas, sus mochilas y cobijas enrolladas en la espalda, la mayoría son hombres pero también se pueden ver algunas mujeres.

“Yo me acerco y les regalo la comida, de momento los peregrinos que no me conocen se sorprenden y piensan que se las voy a cobrar, cuando ven que es de buena fe ellos me señalan a otros peregrinos para que les dé, aunque no falta la gente que se aprovecha y toma la comida sin ser peregrino.”

Más tardó “Teté” en bajar las cajas de su automóvil para colocarse en la Capu, que en repartir la comida, pues en no más de 30 minutos se acabó la comida. Ahora se marcha para preparar las tortas y el café que regalará por la noche, llena de fe y amor por cumplir un año más con esta tarea en honor a la Virgen morena. (Notimex)