Un equipo de científicos suecos y estadounidenses ha logrado descifrar un manuscrito de más de 250 años de edad. Utilizando las técnicas de la traducción estadística que emplea Google Translate han conseguido descifrar un mensaje secreto de unos 75.000 caracteres escritos sobre 105 amarillentas páginas. El documento, que se conoce como Cifrado Copiale, se encuentra en la Academia de Berlín Oriental desde la Guerra Fría y revela los rituales e inclinaciones políticas de una sociedad secreta alemana que tenía una extraña obsesión con los ojos, las cejas, la cirugía ocular y la oftalmología.

Existen una serie de documentos que acompañan a la humanidad desde hace siglos y nunca han conseguido ser descifrados. Algunos posiblemente sean complejos ejercicios de escritura sin significado alguno y jamás podrán ser descifrados. Pero otros, como el Cifrado Copiale, que provienen generalmente de sociedades secretas, poseen contenidos coherentes que permiten su tratamiento. A pesar de ello, se han resistido a revelar sus secretos durante cientos de años. Pero gracias a las nuevas herramientas informáticas esta situación ha comenzado a cambiar y el citado Cifrado Copiale -un manuscrito de más de 100 páginas con doscientos cincuenta años sobre sus espaldas- ha conseguido ser descifrado. Lo más llamativo de este logro es que su traducción ha sido posible gracias a las técnicas de la traducción estadística que emplea la herramienta gratuita Google Translate.

En efecto, el mismo sistema que utiliza la mayoría de los internautas que desean traducir un documento o una página web a su idioma ha servido para que un equipo de científicos suecos y estadounidenses, provenientes de la Uppsala University y de la University of Southern California Viterbi School of Engineering respectivamente, desvelasen el contenido de esas amarillentas páginas. El texto está compuesto por unos 75.000 caracteres y se encuentra desde hace décadas en la Academia de Berlín Oriental. Pertenece a una colección privada y está escrito a mano con una caligrafía muy clara. En el texto se pueden ver caracteres romanos, griegos y símbolos desconocidos. A excepción de una marca hecha por un antiguo propietario ("Philipp 1866") y una nota en la final de la última página ("Copiale 3") todo el contenido del manuscrito se ha codificado. El especialista en informática Kevin Knight, junto a sus colegas suecos Beata Megyesi y Christiane Schaefer procesaron el texto y consiguieron una versión legible.