En un auténtico rompecabezas terminó convertido el gobierno de Rafael Moreno Valle, quien, en dos años y tres meses de gestión, ha desbaratado su gabinete.
De entrada, hay que recordar que, una vez ganada la elección, en su carácter de gobernador electo “aprovechó” los seis meses de transición para realizar un amplio programa de gobierno.
Para esa función, contrató al despacho Integralia Consultores, de Luis Carlos Ugalde, especializado en temas de Inteligencia Política y Gobiernos en Transición y Gobernanza.
Resultado del trabajo realizado por Integralia, Moreno Valle ordenó una reingeniería a la estructura del gobierno del estado, la cual incluyó la fusión de varias secretarías y la evaluación de los prospectos morenovallistas para incorporarse al gabinete.
De esa reingeniería derivó la fusión de Educación y Cultura, de Desarrollo Económico con la del Trabajo, la separación de Finanzas con Administración, la desarticulación de Desarrollo Social, la concentración del poder político en la Secretaría General de Gobierno (antes de Gobernación) y la monopolización de la obra en la Secretaría de Infraestructura.
Además, el despacho del expresidente del IFE, Luis Carlos Ugalde, palomeó los perfiles de todos los miembros del primer gabinete morenovallista, los cuales fueron capacitados y evaluados antes de ser ratificados como titulares de sus diversas carteras.
A 27 meses de distancia resulta que la supuesta planeación del sexenio morenovallista terminó en el caño, toda vez que sólo tres de los 17 miembros del gabinete que arrancaron la administración morenovallista se mantienen en el cargo.
Hasta este momento, sólo los titulares de Finanzas (Roberto Moya), de Transportes (Bernardo Huerta) y el procurador Víctor Carrancá se mantienen en sus cargos.
La larga lista de los que, por una u otra razón, no forman parte del gabinete son:
Secretaría General de Gobierno, Fernando Manzanilla.
Educación y Cultura, Luis Maldonado Venegas.
Infraestructura, Antonio Gali Fayad.
Administración, Cabalán Macari Álvaro.
Salud, Jorge Aguilar Chedraui.
Seguridad Pública, Ardelio Vargas Fosado.
Desarrollo Social, Miriam Arabián Couttolenc.
Turismo, Ángel Trauwitz Echeguren.
Secotrade, Pablo Rodríguez Regordosa.
Desarrollo Rural, Adalberto González.
Ecología, Amy Camacho Wardle.
Contraloría, Patricia Leal Islas.
Consejería Jurídica, Juan Pablo Piña.
Comunicación Social, Norberto Tapia.
A estos movimientos se debe sumar que a la reingeniería aprobada por el Congreso del estado, para modificar el organigrama de la administración al inicio del sexenio, se le hicieron nuevos cambios al fusionar Desarrollo Rural con Ecología y, en el colmo del descaro, decidieron retomar el esquema marinista, devolviéndole a la Secretaría de Finanzas la efímera Secretaría de Administración.
Ante todo lo anterior, ya se deben imaginar el desastre administrativo y gubernamental que hoy se vive en Puebla.
Y es que cuando se gobierna abriendo y tapando hoyos, de acuerdo con el estado de ánimo del gobernante, este desorden termina alcanzando proporciones mayores.
Hoy es evidente que el rompecabezas se le desbarató a Moreno Valle en medio de una crisis político-electoral.
Lo peor de todo es que, en su íntima intimidad, el gobernador sabe que, de sus 17 discípulos, le sobran dedos de la mano para contar a los que han cumplido.
Y me brinca una pregunta: ¿Todavía pensará que lo mejor está por venir?

¿Mano blanca o mano negra?
En San Andrés Cholula, a los priistas les podría estallar una bomba en las manos en plena campaña si hacen caso omiso al negro expediente de Gustavo Tello Rosas y deciden hacerlo candidato a esa alcaldía.
Este columnista tiene copia del amparo promovido por el suspirante tricolor, quien goza de una suspensión temporal de la orden de aprensión girada en su contra por el juez penal de Cholula, por el delito de despojo.
El amparo indirecto es el 181/2013 del Juzgado Sexto de Distrito en Puebla, y fue promovido el 31 de enero de 2013, sin que hasta la fecha se haya resuelto.
Lo más grave de todo es que este personaje tiene engañada a la senadora Blanca Alcalá, quien lo apoya abiertamente sin conocer los problemas legales que enfrenta su pupilo.
Habrá que esperar para saber si fue blanca o negra la mano que definió el destino de los priistas en San Andrés, quienes además llevan casi dos décadas de no gobernar ese municipio.