La carta proviene desde el interior del Centro de Reinserción Social (Cereso) de San Miguel. Quienes la envían no están alarmados de que en ese centro de reinserción, al que antes llamaban “readaptación”, exista el consumo de drogas. Esto es una constante en todos los penales del país, es el negocio de custodios y directores dejar pasar cualquier tipo de droga, ganar dinero y de paso evitar cualquier amotinamiento motivado por algún interno con síndrome de abstinencia.
El documento identifica a un interno, de nombre Efrén Carrizales, del dormitorio P-12, originario de Monterrey, a quien apodan “El Gran Padrino”; éste el es nuevo “jefe de plaza” para la venta de droga y —de acuerdo con la denuncia— utiliza a comandantes de custodia y a internos para distribuir alcaloides en las áreas de Visita Íntima (VI), Estancia de Ingresos, dormitorios y patio.
La forma de operar de quienes se encargan de distribuir droga es la siguiente: Los custodios implicados tienen la lista de clientes, fechas y hora de entrega, de esto se encargan custodios para la distribución; el interno que no paga su droga es segregado, en algunos casos los trasladan al Cereso de Tepexi de Rodríguez y en otros, cuando los llegan a considerar como un “estorbo”, lo dopan y así justifican que no son seguros para caminar por el patio y los llevan a un lugar identificado como W-C, que es un espacio de mala muerte —subterráneo— donde los dejan encerrados. 
En todos estos hechos está implicado el comandante Miguel Ángel Matamoros Espinoza, quien tiene el cargo de subdirector de Seguridad y Custodia. Además, estos hombres se encargan de cobrar por el “privilegio” de que internos puedan utilizar celulares y radios Nextel las 24 horas del día. Los interesados sólo tienen que pagar una “cuota” de mil pesos semanales.
La carta además implica excesos y abusos de funcionarios de la Dirección de Centros de Readaptación, entre los que se encuentra la directoral Lilia Verónica León Cruz, quien se pasea por los pasillos del penal de San Miguel con sus gafas de 8 mil pesos, informe que detallaremos en la siguiente entrega.
 
Transparentar información de los exámenes de confianza 
Otra carta enviada a esta columna revela que al menos 50 funcionarios de la Procuraduría General de Justicia (PGJ), entre agentes del Ministerio Público, auxiliares, secretarios, personal administrativo y de la Policía Ministerial del Estado (PME), han sido dados de baja por reprobar el examen de confianza al que fueron sometidos hace dos años.
El reporte indica que no están cesados todos los que aparecen en una lista llegada a la PGJ, sino que hay casos de comandantes que, pese a que les fue anunciada su baja, siguen trabajando como si no pasara nada, por lo que se hace necesario que el mismo Gobierno Federal investigue y confirme si todos los policías que reprobaron el examen están en realidad fuera de la corporación.
De hecho, sería importante para la transparencia de la información que la lista de reprobados sea dada a conocer, porque todos los que han sido notificados que no pasaron el examen no les permiten ver algún documento que se los confirme, sólo reciben la noticia y esto sirve incluso para que por la vía laboral puedan demandar su reinstalación o, en el peor de los casos, su liquidación.
 
Cachazos y sombrerazos de ministerial, en Las Piñas
En uno de los locales donde se ubican la venta de las famosas “Piñas”, por la zona de Valsequillo, un elemento de la Policía Ministerial del Estado, al parecer de la Novena Comandancia, enloqueció y sacó su arma de cargo para golpear a clientes que se encontraban en varias mesas.
El agente ministerial iba acompañado de una joven mujer que no pudo controlar la esquizofrenia del policía, quien al parecer no sólo estaba enloquecido por el consumo de bebidas embriagantes.
Para fortuna del ministerial, éste detuvo sus ataques ante la presencia de una patrulla de la Policía Municipal y decidió escapar a bordo de un vehículo placas GS-21734, aunque dejó abandonado un documento donde existen números claves de la corporación, documento que quienes presentaron la queja le entregaron al reportero por si alguna persona de la corporación lo quiere recuperar.
 
Del tintero
Por falta de espacio, para la siguiente entrega la denuncia de la fiesta rave ocurrida en la Romero Vargas, la droga que se vendió y cómo se sigue enriqueciendo “El Perico”.
Nos vemos cuando nos veamos.