Los números que hoy presenta Intolerancia Diario en su nota principal, reflejan y explican algunas de las razones por las que los poblanos tuvimos que pasar por el viacrucis de la verificación vehicular.
Si el negocio otorgado a las empresas de Jorge Kahwagi, con sus respectivas comisiones para el cochinito de la campaña del 2018, resultaba más que suculento, ahora hay que sumar los 615 millones de pesos que por concepto de multas cobrará el gobierno del estado a todos aquellos que por causas atribuibles a la administración morenovallista no pudieron verificar.
Por increíble que parezca, en un nuevo acto de abuso de autoridad, el gobierno va a multar a quienes no lograron obtener su engomado, pese a que todos los poblanos fuimos testigos de la inoperancia del nuevo sistema de verificación vehicular.
No cabe en mi cabeza que el Señor de los Cerros haya decidido pasarse por el arco del triunfo todas las complicaciones que él mismo provocó para agenciarse más de 600 millones de pesos en multas.
Las cifras son contundentes, 463 mil autos que no lograron verificar a tiempo, multiplicado por los mil 329 pesos de la multa, suman más de 615 millones de pesos. Ni más, ni menos.
Pagar mil 329 pesos de multa por cada automovilista damnificado por el nuevo sistema verificador pudiera parecer un asunto menor, pero representan 20 días de salario, que para una familia de escasos recursos representa una verdadera crisis familiar.
Recordemos que el monto de la multa, es más o menos similar al monto de los cheques que con bombos y platillos el gobernador la entrega a las mujeres “emprendedores” a través del Crédito a la Palabra.
Si tomamos como base las propias palabras del Señor de los Cerros, cuando asegura que con mil pesos las mujeres de Puebla pueden iniciar un negocio sostén de su familia; en contrario sentido, tenemos que si a una familia marginada le quitan mil 329 pesos, la ponen en quiebra.
Pero en esta Puebla de los absurdos y de la represión gubernamental, tenemos que en suma, el estado obtendrá la friolera de 615 millones de pesos, a costa de los sumisos poblanos que no tuvieron el valor de unirse para evitar semejante atropello.
Para fortuna del mandamás poblano, esos 615 millones de pesos, podría destinarlos a la cuenta en la que se manejan los gastos de operación del helicóptero Agusta, el cual gasta 30 mil pesos de combustible por hora.
Si consideramos que el lujoso Agusta hace en promedio dos vuelos a la ciudad de México diariamente, tenemos que ese helicóptero acumula cuando menos 60 horas de vuelo al mes, además de los costos de mantenimiento y el pago de pilotos y personal de tierra. A ojo de pájaro, ese aparato nos cuesta unos 4 millones de pesos de operación.
Es decir que en 6 años, volar el Agusta para promoción presidencial nos costará casi 300 millones de pesos.
Si también sumamos los 200 millones que costó la ruedota de la fortuna y uno que otro capricho, los poblanos que paguen sus multas, podrán sentirse tranquilos y felices, porque habrán contribuido con su cuota a la campaña presidencial y de paso a la construcción de la magnífica Estrella de Puebla.
Así que ya lo saben, nada de quejarse ni de lloriquear, las multas que pagarán los poblanos por sumisos tendrán un noble destino, del cual deberán sentirse orgullosos.
Si Moreno Valle llega a la grande todos habrán puesto su granito de arena.
Y con lo sencillito que es, júrenlo que puede colarse hasta al gabinete.
Ya lo verán.