No hay peor enemigo de la política que los políticos, ni peor enemigo de sus partidos que sus propios partidos; es como si tuviesen un instinto natural para hacerse el harakiri. Mi abuelo decía: “el que es buey hasta la yunta lame”. 
En pocas palabras ellos solitos se describen, unos a otros como una sarta de tramposos, rateros y manipuladores; entonces nos dicen “vota, escoge tu destino”…Que poca madre. Escoge entre el florido cochinero  electoral al marrano que prefieras que te embarre de mierda…Chula elección.
De verdad, se necesita tener mastique en el cerebro para hacer las campañas de “mercadotecnia política” que realiza Goebbels, el propagandista de Hitler, utilizaba en el siglo pasado, en la segunda guerra mundial,  a los judíos como su blanco distractor, como el enemigo a vencer, para de esta forma distraer la atención del cochinero que estaban planeando . 
En todas las guerras siempre se ha utilizado a un “babas” a quien culpar para distraer la atención de la gente sobre las oscuras y verdaderas intenciones del interesado en joder. Lo que no toman en cuenta nuestros aguerridos políticos  es que aquí, y ahora, no hay un solo contrincante, sino un montón, y si todos se echan mierda entre ellos, lo que saca en conclusión el pueblo es que todos son la misma porquería … ¿Qué, es tan complejo pensar en esto? 
Lo que me mata, es que, cada época de elecciones  esta situación se repite hasta la náusea, con una “pequeña” salvedad, hoy nos cuesta mucho más caro mantener semejantes estupideces…y tenemos que acabar votando por payasitos, futbolistas, luchadores, recogedores de basura, vendedores de drogas, asesinos, vendedores ambulantes, o a familiares incómodos, no porque algunas de estas “profesiones” no sean dignas, sino porque el país requiere de personas con otro tipo de preparación…aunque para ser sincero. A veces preferiría a un “viene, viene” en una alcaldía o en una gubernatura que a un “licenciado”.
El IFE debería retirarles el registro a los suspirantes a los puestos de elección popular, no sólo por ocultar información y eludir la transparencia,  sino por la sarta de estupideces que dicen en sus  campañas que, francamente son una falta de respeto a la inteligencia de la sociedad que mantiene este circo mediático.