En los últimos tres meses en Puebla han sido ejecutadas más de 70 personas. La estadística resulta de un recuento de hombres, mujeres y hasta menores de edad que han sido encontrados sin vida y documentados por la prensa, que ofrece la crónica del género policiaco disminuida a espacios fugaces de nota roja.
No más de dos mil caracteres; si acaso 40 segundos o menos de minuto y medio en medios de información electrónicos. Las notas periodísticas de acontecimientos presumiblemente aislados pasan con cierta pena, de soslayo ante la mirada de la sociedad, que complace indirectamente a la autoridad.
Ante la inexistencia de una estadística oficial que permita una aproximación, la prensa en nuestros días es bitácora útil para establecer el latrocinio que daña familias enteras, y de paso desnuda la inoperancia de una institución colapsada ante el desinterés de un gobierno insensible.
En la Procuraduría General de Justicia en donde ni papel se tiene para levantar actas circunstanciadas, denuncias o averiguaciones previas persiste el silencio cómplice u omiso.   
La abulia que alimenta el disimulo del discurso y debate público, termina por admitir uno de los peores males de los últimos años: la impunidad.
El número de cadáveres mutilados, martirizados o ultimados con saña inaudita en ciudades medias o espacios semirurales revela circunstancias que no deberían ser vistas de soslayo. 
En la Puebla del no sucede nada se ha tenido que ver prácticamente de todo: degollados y desollados; el individuo descuartizado y esparcidas sus extremidades en bolsas negras con un mensaje de un grupo de delincuencia organizada con un tono perentorio.
La narrativa criminal está a la vista de todos. La crónica de las muertes inundan las notas en los medios en un concierto aparentemente inconexo, pero concluyente.
El feroz acto inaugural del ejecutómetro en el territorio estatal pareció admonitorio de lo que parece ser destino bochornoso. El 3 de enero de 2015 en la colonia Bugambilias de la capital del estado fue encontrado el cuerpo de una mujer de 40 años con una bolsa en la cabeza, desecha al igual que el rostro.
Crimen de odio o de género pasó de largo probablemente por la modorra de los festejos del año nuevo. El crimen no ha sido resuelto y el autor o autores materiales no han sido sometidos a proceso.   
Hombres, mujeres y casi niños todos, víctimas de la ferocidad del hombre que devora hombres. Está el del joven estudiante del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey campus Puebla, Antonio Sebastián Préstamo Rivera ejecutado por sus secuestradores en Veracruz. 
Admitir y reconocer un padecimiento social debería dar paso al diagnóstico que nos conduzca establecer el remedio para extirpar la enfermedad terminal de la violencia.

En el sótano

1.- La estadística completa del número y circunstancia de los ejecutados están disponibles en el sitio www.parabolicatv.com.mx ya disponible para quien desee conocerlo en forma sistematizada.
2.- César Camacho en el escenario local. Ya conocida la agenda del dirigente nacional del PRI para el domingo en el Salón Country Club de San Manuel, el equipo tricolor decidió guardar detalle de esa gira proselitista. No queremos otro “armentazo” deslizó una fuente en clara alusión al plantón que Ivonne Ortega Pacheco, la secretaria general le dio al abanderado por Tepeaca, Alejandro Armenta Mier.
3.- Confirmado. El candidato a diputado federal por Izúcar de Matamoros, Jorge Estefan Chidiac, fue apadrinado por el secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso que negoció directamente con el dirigente nacional de Nueva Alianza, Luis Castro. Cosas del poder político.