El Ministerio Público de Tehuacán podría tener algún tipo de responsabilidad en el secuestro y homicidio de ‎Isarve Cano Vargas, estudiante de la Facultad de Psicología de la UAP.
La responsabilidad en la que estarían incurriendo seria por omisión, porque el mismo día que desapareció la estudiante sus familiares acudieron a denunciar su desaparición y les dijeron que "esperaran las 72 horas normales para considerar una desaparición", tiempo suficiente para que la joven fuera asesinada por sus captores.
De hecho, cuando los padres de Isarve, al momento de enterarse que estaba secuestrada, hicieron una segunda intentona para que los atendieran, en este caso la Dirección General de Atención a Delitos de Alto Impacto (DGADAI), donde fueron atendidos, al parecer demasiado tarde.
Lo que ocurre en Tehuacán, no sólo la desantención a una denuncia por desaparición de persona, tiene un motivo, la herencia que dejó el excoordinador de Ministerios Públicos, Rafael Carpinteyro, quien tenía "semana inglesa" antes de que lo despidieran.
El exfuncionario de la procuración de justicia, amigo cercano al procurador Carrancá, no trabajaba ni sábados ni domingos, tampoco su personal.
La delegación materialmente cerraba 48 horas, no se recibía una sola denuncia y nada más se atendían los casos de accidentes, homicidios, pero no había más atención.
A esto se debe que hubo casos que la Policía Federal remitía a sospechosos por robo de vehículos, hidrocarburos, transportes y estos eran puestos en libertad bajo dos argumentos, el primero era que Carpinteyro estaba descansando y lo segundo que era un delito federal que no les competía.
Aunque también se decía que "el jefe" de aquella época se dejaba pedir, como mínimo, entre 30 o 40 mil pesos para hacerse el desentendido.
Con esa herencia opera actualmente el Ministerio Público de Tehuacán, no trabajan ni sábados ni domingos, de hecho ni les importa.
La‎ actual encargada de la coordinación de Ministerio Públicos, si no tiene la malicia de Carpinteyro sí tiene la flojera, prefiere no trabajar los fines de semana.
Al fin ya están acostumbrados.
El viernes 17 de abril los familiares de la estudiante de Psicología acudieron a denunciar su desaparición y se toparon con la burocracia de siempre, no los quisieron atender, al siguiente día supieron que su hija estaba secuestrada.
¿Qué hubiera ocurrido si le hubieran prestado atención?
‎Nos vemos cuando nos veamos.