No participaron en el debate pero cómo pesó la sombra en el Auditorio Manuel Gómez Morín en el Comité Ejecutivo Nacional del PAN, la noche de ayer con el debate entre Ricardo Anaya Cortés y Javier Corral Jurado, los dos contendientes al cargo que se define el 16 de agosto próximo.
No habían llegado los primeros 17 minutos en el debate interno rumbo a la elección próxima cuando Javier Corral sacó de la chistera los vínculos de Ricardo Anaya con tres priistas: el mexiquense Enrique Peña Nieto; el poblano Rafael Moreno Valle; y el veracruzano Miguel Ángel Yunes Linares.
Aclaración: no se trata de un lapsus ni equívoco ideológico en la cita de los últimos dos personajes. 
Es evidente que el mandatario poblano no ha podido quitarse el ADN priista que corre en su sangre y lo mismo sucede con el originario de Soledad de Doblado, en el vecino estado aún y su condición pendenciera.
Curioso que un aspirante a dirigir un partido político que busca empatía con los ciudadanos (en algún momento dijo que quería un partido abierto) no haya podido desmarcarse de la cercanía que mantiene con Moreno Valle y Yunes Linares.
No tuvo más que acusar recibo cuando Corral Jurado dio en el blanco con un dardo ineludible: “a mí no me palomeó mi planilla Moreno Valle”. Lo que siguió fue el silencio. O no: lo acusó de tener o parecerse a líderes de la izquierda, una muletilla que repitió hasta el final.   
Inevitablemente Corral citó la foto difundida profusamente por el gobierno del estado a mediados de junio en la que aparece Anaya al lado del gobernador de Puebla;de Francisco Domínguez, el candidato ganador en Querétaro y dos ex calderonistas, Javier Lozano y Roberto Gil.  
“No es la unidad de la fotografía desde Casa Puebla” machacó encendido el senador por Chihuahua para luego acusar a su adversario de mantener compromisos oprobiosos. 
Era el minuto 19 y la andanada discursiva ya había hecho estragos en este candidato consentido notoriamente por Gustavo Madero, el dirigente saliente y por el “consorcio (…) esa casta que se cree superior a todos nosotros”. 
Si lo que buscaba el pequeño grupo que acompaña al gobernador que al mismo tiempo aspira a la candidatura presidencial en 2018 por el PAN era notoriedad, lo consiguió con el debate de anoche. Moreno Valle ya es parte de la campaña interna por la renovación del liderazgo panista, para bien y para mal.
Hay quien sostiene que el triunfo de Anaya Cortés es un asunto de trámite. Se debe suponer que así será por los apoyos que están detrás de su candidatura.
Javier Corral en cambio alcanzó anoche un notable mérito: exhibir la mano que mece la cuna de una candidatura oficialista como la del queretano, que no se supo deslindar de los grupos priistas enquistados en las filas del panismo de hoy.