Parece ironía, el 22 de julio pasado, en esta misma columna aportamos información sobre casos de trata de personas con fines de explotación sexual, donde una de las internas afectadas denunció en forma directa a la directora de los Centros de Reinserción Social, de la Secretaria de Seguridad Pública del Estado, Azucena Jazmín Márquez Rodríguez, del equipo “cerrado”, del exsecretario de Seguridad, Facundo Rosas Rosas, actualmente bajo investigación por nexos con el crimen organizado dedicado al robo de hidrocarburos, así como al exdirector, el actual director y todo su sequito de colaboradores en la Dirección de Centros de Readaptación.
¿Sabe el lector cómo respondió el señor procurador de Justicia, don Víctor Carrancá Bourguet?
El miércoles 29 de julio emitió un comunicado de prensa donde “conmemoraba” el Día Mundial contra la Trata de Personas, fechado para el 30 de julio.
El documento jamás hizo comentario alguno sobre la denuncia en contra de una servidor público del gobierno de Puebla, que si no encabeza protege toda una red de prostitución al interior del penal de San Miguel, donde internas son obligadas a tener sexoservicios con otros internos y para que no digan nada les pagan 300 pesos por cada uno de sus “servicios”.
Y como ocurrió con Facundo Rosas, donde tuvo que ser el Ejército mexicano quien desenmascarara toda la red de corrupción en las filas de la Policía Estatal y la misma Secretaría de Seguridad, implicados en el robo de hidrocarburos, ahora tuvo que ser la Comisión de los Derechos Humanos la que saliera a informar que se iba a investigar la denuncia de la interna.
¡Qué vergüenza!
Y eso que la PGJ de Puebla firmó un convenio con la fundación Anthus A.C. que dice “ha permitido la operación del Refugio para las Víctimas de Trata de Personas”, además de que a partir de 2011 la PGJ de Puebla forma parte del Comité Regional Puebla-Tlaxcala contra la Trata de Personas, en donde están representadas las áreas de Seguridad Pública y procuración de justicia de ambos estados, así como la Procuraduría General de la República, el Instituto Nacional de Migración, la Policía Federal y la Embajada de los Estados Unidos de Norteamérica.
Eso sí, sólo se trata de registrar bares, casas de citas y moteles, donde obligan a las mujeres a decir que “son explotadas”.
¿Qué pasa entonces con el caso del Cereso de Puebla?

Otra denuncia más de violación dentro del Cereso

La denuncia presentada por escrito llegó al despacho del procurador general de Justicia, Víctor Carranca Bourguet.
Quienes son acusados por el delito de violación son Marco Antonio Galván Ramírez, subdirector de Seguridad y Custodia, y un comandante apodado “El Grillo”, ambos mandos del área de seguridad y custodia del Cereso, la afectada es una interna del área femenil de este mismo centro, de la que por obvias razones no vamos a dar el nombre, aunque una copia de esta denuncia nos fue entregada.
La afectada denunció que el pasado primero de julio a las 12 horas, fue llevada a la oficina que se encuentra al final de un pasillo que se ubica antes de llegar a la conocida Aula Magna. Al momento de llegar el comandante le indicó —a la persona que la llevaba— que la dejara y que cerrara la puerta.
Una vez cerrada, dijo que este señor —Galván Ramírez— le dijo que era muy bonita y que era una pena que estuviera presa, preguntándole por quienes la visitaban, siguió tocándola y le dijo que él podía lograr que viviera más cómoda en el edificio donde estaba asignada, “que debería de ser buena y accesible con él”.
En esa oficina, oculta bajo una falsa pared de madera, se encontraba otra habitación, con camas, donde la llevó bajo el argumento de que le iba a enseñar unos documentos para modificar las estancias.
Al llegar a esa oficina fue obligada a quitarse la ropa y fue violada por Marco Antonio Galván, quien le dijo que era buen amigo de la directora de los Centros de Reinserción Social, Jazmín Márquez, y que él hacía y desasía del penal sin que nadie le dijera nada, además de que a esta servidor le entregaba el dinero de los “negocios sucios del penal”.
La afectada dice haber sido violada por el subdirector de Seguridad, que no utilizó condón y que le dijo que “más le convenía dejarse, porque como enemigo no lo conocía.
Al terminar la agresión sexual le pidió que se vistiera, le ordenó a un tal “Charli” que la regresara a su celada y le advirtió que la iba a volver a llamar.
El 8 de julio, Marco Antonio Galván la volvió a llamar, tenia intensiones de volverla a violar pero ella le dijo que estaba menstruando, entonces la regresó y le advirtió que la volvería a llamar.
¿Qué sigue?
Nos vemos cuando nos veamos.