Si no puedo controlarme,  ni corregirme a mí mismo ¿cómo puedo pretender corregir y a controlar a alguien más? Esto es algo que siempre me ha llamado la atención. Cómo puede uno ser tan ilógico.
Lo peor del caso es que esta misma situación se replica en nuestro gobierno —independientemente del partido que sea—, porque al fin y al cabo los gobiernos son “controlados” por “humanos”.
Aunque aquí cabría mencionar la frase de George Orwell: “Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros”. Esto es una verdad incuestionable. En nuestra burocracia gubernamental existe una buen bonche de animales, pero hay, entre ellos,  algunos que rebasan el calificativo de animales.
El peor de ellos, o uno de los peores, es el “Tránsitus Circulae Rupester. Este ejemplar, por ejemplo, se pasa la vida escondido en algún lugar hasta que sucede un accidente vehicular; de otra manera es imposible verle dirigiendo el tráfico citadino; es más, he llegado a pensar que es una raza extinta.
Otro ejemplar es el “Tiranus Ratae Policiacus”. Según los estudios realizados  por la ciudadanía, en la Colonia La Paz y en todo Cholula, no se ha vuelto a ver un ejemplar de estos desde hace ya más de tres años, por lo que ya, el doctor Doger Raughter declaró ante la Cámara de los Comunes, que, el “Tiranus Ratae Policiacus” sufrió un cambio genético total que lo coloca en el nivel del “Corruptus Gobernae”, que es sin duda una bestia mucho más peligrosa y depredadora incontrolable.
A propósito de incontrolable: ingenuamente pensé que el desmadre  de tráfico debido a la torpeza en el arreglo de las calles de la ciudad llegaría a su fin al término de las vacaciones, pero “ni maíz”…Alguien insiste en hacerse millonario tapando y destapando las mismas calles varias veces. Así es,  todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros.