La justicia en Ciudad Serdán está secuestrada, se encuentra en manos de servidores públicos que, aprovechando la complacencia de sus superiores, se han servido de poder con "la cuchara grande" y se han enriquecido a costa de quienes tienen la necesidad de pedir justicia.
Uno de estos casos, el más sonado en esa región, es el de Maria Celina Valencia Morales‎, quien es oficial mayor del juzgado mixto del distrito judicial de Chalchicomula, con residencia oficial en Ciudad Serdán.
‎Valencia Morales es conocida por los abogados litigantes como la que maneja a tu antojo el Juzgado, aun por encima delj, aprovechándose de que durante 25 años no ha sido removida de ese lugar.
Esta mujer tiene conocimiento de cada rincón del Juzgado, no se le escapa nada, y esto lo aprovecha para vender o utilizar información confidencial a su antojo.
Qué le digo del juez, éste ni existe, tal vez porque le conviene.
Esta servidor público tiene un hijo, Isaid Arellano Valencia, conocido como "Ruco Junior", que no tiene más actividad que trabajar de manera eventual en la Comisión Federal de Electricidad y de llevarle la agenda al diputado panista Germán Jiménez García, pero por lo demás disfruta o disfrutaba del trabajo de su esposa, Karina Sánchez Contreras, en un gimnasio, donde es la propietaria, y en el comercio de ropa.
Isaid, como ocurre con todos los que no tienen nada que hacer más que rascarse la panza, golpeó a su esposa, con la intención de privarla de la vida, pero la mujer se pudo salvar.
Isaid fue más allá de la agresión física que tanto ha sido castigada por las autoridades poblanas y se llevó a sus hijos, Yaretzi e Isaid, ambos menores de edad, y lo hizo no sólo con el respaldo de su señora madre, sino con su complicidad.
Y las consecuencias no se dejaron esperar, Karina demandó a su marido por los golpes, además de la sustracción de menores, la denuncia alcanzo a la madre de este agresor, María Celina Valencia Morales, además de que lo ocurrido también se ventiló en el juzgado mixto.
Y María Celina hizo de las suyas, echó a andar todo su poder y se mantuvo enterada de cada movimiento legal de Karina y le puso todo tipo de obstáculos para burlar a la justicia y lo logró y lo sigue haciendo.
De manera legal, Karina debería de estar en poder de sus hijos, así se le confirmó en el litigio civil, pero María Celina lo evitó manteniendo privados de la libertad a los menores, además de que escondió a sus hijos al saber que había una orden de arresto en su contra, manipulando la información confidencial del juzgado.
Los agentes de la Policía Ministerial que tuvieron la orden contra Isaid Arellano terminaron con "la cola entre las patas", la mamá de este hombre no se cansó de mentales la madre, de presumir de su amistad con el gobernador, y si hubiera podido romperle la orden y otros documentos, lo hubiera hecho.
Los agentes no pudieron, por miedo o interés, cumplir con las órdenes de arresto, y dejaron que la funcionaria del Poder Judicial hiciera, como siempre, de las suyas.
Y ocurrió que María Celina amparó a su hijo y se amparó contra la solicitud del juez, para que de manera provisional Karina tuviera la guardia de sus hijos, los que la necesitan por ser menores de edad.
Y doña María Celina pisoteó la justicia, se erigió como una de más mujeres más poderosas del Poder Judicial y dejó a su hijo el capricho de tener a sus hijos, aunque carezca de un empleo formal para mantenerlos y cuidarlos, ante el hecho de que es un hombre ventajoso y violento, porque golpeó a su mujer y todavía de manera irónica le dijo que hasta podía matarla ‎y nada le iba a pasar.
Y parece que no se equivocó.
De todo esto que le comento y que obra en expedientes que en breve le daré a conocer, con fechas y números, está enterado el diputado panista Germán Jiménez García, pero parece no interesarle que entre sus fijas se encuentre un hombre que golpeó a su mujer y la despojó de sus hijos, "por sus propios pantalones" y con la protección de su señora madre.
Por cierto, el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) ya tiene la queja por estos abusos en contra de Karina Sánchez Contreras, a quien le falta poco tiempo para pedir su jubilación.
Nos vemos cuando nos veamos.