Todo empezó con la encuesta de Consulta Mitofsky en donde Rafael Moreno Valle resultó ser el peor posicionado de todos los panistas por debajo de Margarita Zavala, Gustavo Madero y Ricardo Anaya.
Por más que se esfuercen en negarlo, la realidad es que las circunstancias nacionales en el PAN tras la llegada a la presidencia de Ricardo Anaya han complicado el proyecto presidencial de Moreno Valle.
Al parecer, el chico maravilla decidió desmarcarse de sus dos principales respaldos, para poder manejar el partido con total libertad.
La verdad es que el joven presidente azul resultó ser una especie de zorro precoz, dando su primera muestra de poder en contra de Gustavo Madero, apartándolo de la coordinación de la bancada panista en San Lázaro; decisión que aceleradamente celebraron los morenovallistas sin saber que a ellos les venía la suya.
La primera señal que no quisieron ver desde Casa Puebla, fue la decisión de Anaya de deshacerse de Marcelo García de la Secretaría de Comunicación del Comité Ejecutivo Nacional.
Pero el verdadero manotazo en la mesa se dio este sábado en el Consejo Nacional, en donde los 350 consejeros nacionales nombraron a los 40 miembros de la Comisión Permanente, la cual se reúne una vez al mes y es la que toma decisiones fundamentales en el partido.
Pues resulta que Moreno Valle tenía cuatro poblanos dentro de la Comisión Permanente que eran el propio gobernador, su esposa Martha Erika Alonso, Blanca Jiménez y Roberto Grajales. Y tras un largo forcejeo, de los cuatro que tenía, ahora nada más queda él.
Así como usted lo lee.
El sábado quedó claro que Ricardo Anaya no quiere que nadie le haga sombras y de un solo golpe, dejó en claro que no quiere ser títere ni de Madero, ni de Moreno Valle.
En medio de la sesión, Ricardo y Rafael se apartaron y discutieron durante varios minutos, sin faltar los clásicos manoteos del poblano.
Al regresar a la mesa, un Moreno Valle enrojecido de coraje, tuvo que tragar sapos, mientras dejaban fuera de la Comisión Permanente a su esposa Martha Érika, al igual que a Blanca Jiménez y a Roberto Grajales. Y pensar que en algún momento, Moreno Valle pensaba promover a su mujer como secretaria general y al final ni para comisionada le alcanzó.
Para aumentar su coraje, el presidente estatal del PAN Rafael Micalco, será —junto con Rafael— el otro poblano miembro de la Comisión Permanente; quien además los trae en jaque con la sucesión en el CDE azul, en donde llevan cuatro golpes de estado fallidos.
Por otra parte, regresando a Marcelo García Almaguer, el día de ayer, el quintacolumnista Mario Alberto Mejía reveló que regresa a Puebla como delegado del CEN, lo cual confirma que las piezas de RMV no caben en el tablero de Anaya.
Ahora la última carta que se jugará el morenovallismo, es la de Eukid Castañón, quien aspira a presidir la Comisión de Hacienda en San Lázaro, lo que sería un verdadero elixir, para el alicaído grupo morenovallista.
Por lo pronto, el barco presidencial se está hundiendo y —todavía— el capitán quiere esquiar.