Quien crea que con la salida de Abelardo Arroyo Rincón cambiarán las cosas en la empresa Agua de Puebla está equivocado.
Además, quien crea que con la llegada de Héctor Octavio Durán Díaz todo mejorará, puede también estar equivocado.
Y quien crea que mejorarán los servicios del suministro de agua, que las manifestaciones cesarán y, finalmente, las inversiones de la empresa de Carlos Hank llegará a Puebla, al parecer está muy equivocado.
La explicación es simple.
Abelardo Arroyo no fue cesado por su trabajo gris, sino que prefirió irse porque estaba cansado de los problemas generados, justamente por la falta de recursos para invertir.
Los bloqueos del dinero para poder administrar adecuadamente a la empresa provienen del director administrativo Miguel Espinoza, quien maneja el dinero que entraba y salía.
Nada pasa si no lo dice Miguel Espinoza, ni siquiera el ahora exdirector Abelardo.
Ahora, con la llegada de Octavio Durán Díaz uno pensaría que se avecina una cascada de despidos de los malos empleados, para dar un golpe de timón para enderezar el barco.
Sin embargo, las malas lenguas saben que Octavio y Miguel forman parte de un mismo grupo al interior del consorcio Hermes, de donde proviene el nuevo director.
Por eso, Miguel se ufana constantemente que nunca será cesado ni cambiado, ya que gracias a su hermano Gustavo Espinoza Carbajal, alto directivo, fue colocado en el puesto.
Y Gustavo es gran amigo de Héctor Octavio.
Entonces, los mal pensados afirman que simplemente todo ha sido parte de una estrategia “familiar” para menguar a Abelardo y tomar el control de la danza de los millones.
Y finalmente, Abelardo tiró la toalla, lo que dejó a más de dos fríos y en zozobra.
Así de simple y clara la situación en las Aguas Puercas para Puebla.


El tapabocas

La censura o los tapabocas llegaron al organismo internacional Icomos (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios), el que aglutina a especialistas renombrados en edificaciones históricas.

Y es que la sentencia de su presidenta en México, Olga Orive Bellinger, fue simple: No hablar nada de ninguno de los temas de afectaciones a inmuebles históricos.
La orden fue directa para Puebla y Zacatecas.
La voz cantante solo la tendría ella.
Icomos tiene en distintas regiones del estado conformados comités integrados por especialistas de las regiones.
En el caso de Puebla por lo menos 18 personas eran parte del comité, dirigido por Georgina Adelaida Ortega Cambranis.
Luego de la orden o tapabocas que llegó por medio de un correo electrónico, en el que se señalaba tajantemente la prohibición a hablar, sobre todo ante medios de comunicación, empezó la molestia.
Los integrantes de este organismo internacional fueron férreos opositores al teleférico y la destrucción de la Casa del Torno, inmueble derruido desde hace más de 3 años.
Una vez que les impusieron el tapabocas, ya no podrían hablar a nombre de Icomos; por lo tanto, en una señal de protesta dejaron de pagar sus 2 mil pesos de cuotas anuales.
Esta situación generó un enfrentamiento con Olga Oribe, quien inmediatamente declaró como desactivados a los comités de Puebla y Zacatecas, porque no pagaban sus cuotas.
Ahora, los exintegrantes de Icomos en Puebla están esperando que termine la gestión de Olga para iniciar un nuevo acercamiento y negociar que se quite la censura.
La actuación de Orive Bellinger ha dejado mucho que desear a los especialistas, quienes hablan de acercamientos con los gobiernos, nada claros y muy turbios.
Por cierto, Georgina Adelaida Ortega ahora trabaja en el ayuntamiento en un proyecto para reglamentar mejoras o trabajos que se vayan a hacer en edificios protegidos o históricos, algo que ni el INAH tiene.
Casi casi, le estarán haciendo la chamba o tarea a la dependencia federal que se duerme en sus laureles, sobre todo la delegación en Puebla, dirigida por Francisco Ortiz Pedraza.
Pero ese ya es otro tema.

El miedo y cacería

Desde hace poco más de 20 días llegó a la Secretaría de Seguridad Pública Estatal un oficio de comparecencia para los elementos que participaron en el operativo de Chalchihuapan del 9 de julio de 2014.
Por lo mismo, llegó un jurídico de la misma dependencia a ofrecer asesoría a los uniformados, lo que levantó no solo miedo o zozobra, sino también malestar y enojo.
Ahora, entre los uniformados se piensa que van a ser utilizados como chivos expiatorios para tratar de frenar la situación que se agrava más en los tribunales, sobre todo ahora que llegó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Dicen los mismos policías que ahora pasarán de víctimas a victimarios o indiciados o sea que les van a cargar el muertito.

Así que de esa mezcla de miedo y enfado saldrá lumbre y todo quedará plasmado en las declaraciones.
Les seguiremos informando.