Recuerdo mis primeros partidos de Liguilla como aficionado del Puebla. No era un tema menor. El sufrimiento desde que conocíamos al rival empezaba y la emoción crecía hasta el silbatazo inicial. Una vez arrancando el encuentro, la locura era incontrolable.

Así viví varias liguillas con la misma emoción pese a que el resultado era siempre el mismo.

Mi constancia y fe ciega en La Franja resultó premiada cuando en el original estadio Cuauhtémoc, sin rampas ni remodelaciones vi anotar el último penal a Luis Enrique Fernández ante Chivas, venciendo a Celestino Morales con el que supimos por vez primera lo que era levantar una Copa de Campeones.

De manera increíble, un cuadro plagado de "viejitos" y aparentes cartuchos quemados como el propio Fernández, además de Pedro Soto, Toño de la Torre, Ítalo Estupiñán, Nelson Sanhueza, Muricy Ramalho, Raúl Arias y refrescados por Álvarez, Orozco y el jovencito Paúl Moreno nos dieron el mayor gusto del que yo tenga memoria.

De ese primer campeonato vino otro largo ayuno hasta que Manuel Lapuente volvió para dirigir al histórico Puebla de Aravena, Poblete, Chepo, Marcelino, Edivaldo, Ruíz Esparza, Fuentes, Álvarez, Orozco y Larios para llevarse la liga de manera más que contundente ante unos Leones Negros, en un ampliado y remodelado Cuauhtémoc, en una noche épica.

Si mi pasión por ese Puebla era inexplicable, esta creció aún más cuando narré por primera vez un partido de mi Puebla, lo cual se convirtió en la mejor de mis costumbres, encaminándome al palco de radio para transmitir cada partido.

Fueron 10 años consecutivos los que me desgañité con cada gol del cuadro camotero.

Por si algo me faltaba, mi afición heredada de mi padre, les llegó por sangre a mis hijos, quienes —desde que recuerdo—, sufren y viven al Puebla que convive año con año con el maldito descenso.

Así fue como ayer los vi vibrar, como cuando lo hacíamos los hoy viejos aficionados al once poblano.

Y usted se preguntará, ¿por qué tanto futbol en una columna política?

Porque esa afición que tengo, seguramente se empata con la de miles y miles de poblanos que con Estadio Cuauhtémoc viejo o con Chiquihuite Azul, vivimos a tope a nuestro equipo.

Lamentablemente, el oportunismo político salta en partidos como el de ayer.

¿Sabe usted a cuantos partidos asistió Moreno Valle antes de ser gobernador?

Le aseguro que le sobran dedos de la mano para contarlos.

Sin embargo, el de ayer era un partido para subirse al "tren del mame" y el Señor de Los Cerros no iba a perder la oportunidad.

De ahí que no dudó en felicitar a los jugadores por el gran partido ofrecido.

Y es ahí en donde me pregunto:

¿Sabrá Moreno Valle distinguir un fuera de lugar de un robo de base?

La respuesta salta a la vista.

De lo que sí puede usted estar seguro, es que Rafael es el "seguidor" más reciente del Puebla.

Y que su afición terminará el mismo día que concluya su sexenio.

Ya lo verán.

Maldonado a Los Fuertes

El día de hoy se publica la última Parabólica de Fernando Maldonado en Intolerancia Diario, quien toma las riendas del nuevo proyecto periodístico Los Fuertes, cuyo éxito está garantizado.

No me despido de Fernando, porque tenemos planes próximos para seguir haciendo periodismo juntos.

Por lo pronto, le agradezco su lealtad y confianza a este profesional de la comunicación y la mejor de las suertes.

Abrazo amigo.