En el Centro de Reinserción Social (Cereso) de San Miguel, de acuerdo con cartas-denuncia que han llegado a esta columna de septiembre a la fecha, existen tres sujetos que por separado encabezan el tráfico de drogas y mantienen una rivalidad que ha generado enfrentamientos que no han trascendido porque los heridos y los reportes solo se manejan de manera interna.
Los pequeños “capos”, que podrían tener nexos con la delincuencia organizada de otros estados son: Felipe Almazán —quien en entregas pasadas apareció en foto mostrando un manojo de billetes de 200 y 500 pesos, además de Santiago Olea y Héctor Romero, que han pagado sumas hasta de 250 mil pesos cada uno para tener el control de la venta de drogas en el penal.
Estos tres sujetos habrían pagado, por separado, a Rafael Carvajal Paz, director del penal, la cuantiosa suma y a los tres les habrían vendido la idea de que cada uno sería “el dueño de la plaza”, lo cual al final terminó siendo mentira, pero ninguno se atrevió a protestar porque a fin de cuentas no solo les permiten vender drogas, sino que además les dan otras canonjías como las de poder trasladarse de dormitorio a dormitorio con su séquito de golpeadores.
El sábado 21 de noviembre, dice otra carta-denuncia, en el dormitorio K, se registró una batalla campal entre internos que se disputan el control de piso, lo que dejó el saldo de varios lesionados que fueron atendidos en la enfermería, hecho que si no trascendió a la Dirección de Centros de Reinserción Social, mucho menos a la Procuraduría General de Justicia (PGJ).
La riña fue generada por los grupos que pagan impunidad al director del penal.
Imagine el lector cómo se encuentra la seguridad al interior de este centro de reclusión que desde el 23 de noviembre, tras un pase de lista, se descubrió que falta un interno del dormitorio J y que esta es la segunda vez que ocurre en pocos días.

Felipe Almazán, del crimen organizado

Felipe Almazán fue detenido en mayo de 2012, en la ciudad de Atlixco. Elementos de la Procuraduría General de la República lo ubicaron en poder de una escopeta calibre .20, además de cartuchos y tres onzas de heroína que estaba vendiendo.
En esas fechas y en esta misma columna se dijo lo siguiente: 
“Aún se desconoce el tiempo exacto de su ingreso al negocio de las drogas; Felipe Almazán Castorena llegó desempacado del estado de Morelos, lo primero que hizo fue ponerse en contacto con autoridades federales, del estado y del municipio, a quienes les propuso un ‘jugoso negocio’: el de la venta de la heroína.
”Almazán Castorena ubicó su casa en la zona de Atlixco, punto intermedio entre Izúcar de Matamoros y la ciudad de Puebla, donde se conoce la ruta de la droga identificada como heroína. Desde ese punto entabló negociaciones con otros vendedores del mismo alcaloide, principalmente los que se ubican en la zona de la Romero Vargas en la ciudad de Puebla, que primero fue plaza del cártel de ‘Los Zetas’ y después se distribuyó en pequeños grupos, uno de estos capitaneado por un elemento de la Policía Preventiva Estatal (PPE) y su amante.
”De esta forma, la distribución del alcaloide inició en Matamoros, a donde llegaba la droga procedente de Morelos e inició la ruta de Atlixco, las dos Cholulas, además de la ciudad de Puebla comenzando a incrementarse su venta no solo en adictos de pocos recursos económicos, sino además de juniors que acuden a los antros de la Isla de Angélopolis, los de Cholula —principalmente de la avenida 14 Oriente—, además de la avenida Juárez en la ciudad de Puebla, donde compiten con la venta de cocaína.
”Aparte de los sobornos mensuales —rentas— a las que Felipe Almazán se comprometió con las autoridades policiacas, también se comprometió a ‘acercarles’ a otros vendedores para que ‘le entraran con su cuota’ y todo parecía ‘miel sobre hojuelas’ hasta que una de las corporaciones policíacas le subió la cuota mensual y Almazán se negó. Como consecuencia, en las próximas horas va a ser ingresado al Penal de San Miguel.
”Lo que aquí le comento es parte de una queja llegada a esta columna por quienes estuvieron al tanto de los ‘enjuagues policiacos’ y decidieron que la Procuraduría General de la República (PGR) debe investigar a fondo y sancionar a funcionarios corruptos que alentaron el incremento de la venta de drogas como la heroína”.
Este tipo de sujetos son los que controlan el penal de San Miguel, por muy encima del director.
 
Nos vemos cuando nos veamos