La incongruencia de una parte considerable del priismo deja en claro que la sumisión ante la figura del Señor de Los Cerros prevalece.
De entrada, el entreguismo de los diputados locales volvió a hacerse latente con la aprobación del presupuesto de 2016 en donde los diligentes diputados no dudaron en levantar el dedo, como lo han hecho prácticamente durante toda su legislatura.
No conformes con esto acto de genuflexión, los supuestos diputados opositores volverán a las andadas para aprobar la creación de la Fiscalía Estatal, y darle carta abierta al gobernador para que el actual procurador Víctor Carrancá se apodere durante siete años más de esta nueva dependencia.
En una aberrante votación, los priistas van a avalar la permanencia en Puebla del fabricante de delitos más grande en la historia de este estado.
Y conste que aquí los menos culpables son el gobernador y el propio Carrancá, porque ellos están en lo suyo y si cuentan con la mayoría en el Congreso del Estado no dudan en despacharse con la cuchara grande; aquí los que no tienen vergüenza son los diputados del PRI, los cuales van a darle manos libres a quienes han hecho de la Procuraduría General de Justicia la mano armada de un gobierno represor.
A partir de su voto, ¿con qué cara van a poder cuestionar y exigir la libertad de todos los presos políticos que existen en Puebla?
De verdad que la incongruencia de nuestros diputados, debe ser motivo de indignación social. Lamentablemente, piensan que ser oposición es chantajear al grupo en el poder para obtener beneficios personales.
Y lo peor de todo es que en cuando te los encuentras se te acercan, girando el cuello como en El Exorcista para comprobar que nadie los escucha, y despotrican contra el gobernador, jurando estar hartos de sus excesos.
Cuando sus tímidos y temerosos quejidos, se trasladen a la tribuna y al voto en el pleno, les voy a creer su valiente condición opositora.
Mientras tanto, siguen siendo parte del rebaño de dóciles corderitos pastoreados por el habitante de la Casona de los Fuertes.

El otro corderito

Y otro que no canta mal las rancheras es el delegado de la SEP federal, José Alarcón, quien no dudó en acompañar al gobernador al show de la entrega de uniformes gratuitos.
Me queda claro que para don Pepe son más importantes sus compromisos con su amigo el gobernador, que su lealtad al presidente Peña Nieto.
Sobre todo porque si de algo sabe Alarcón Hernández es de temas electorales y no puede decir que no se da cuenta cuál es el verdadero fin de Moreno Valle cuando congrega a miles de padres de familia para darles los uniformes y en donde se piden copias de las credenciales de elector.
La presencia de los delegados federales a los actos del gobernador se justifica cuando se entregan recursos federales, pero este show está muy lejos de eso.
En conclusión, sume usted a Pepe Alarcón al rebaño morenovallista.
Y aunque este era ya un secreto a voces, ahora la diferencia es el descaro.