Quien lo iba a pensar, en el 2015 sucedieron diferentes reacomodos políticos en las tres principales fuerzas partidarias del país, además con un nuevo ingrediente: la aparición de Morena. 

Sin embargo, las cosas tampoco han cambiado de manera significativa y la vida interna de los partidos y sus dirigentes siguen igual, a pesar del descrédito y la pérdida de credibilidad en ellos. 

Lo único que ha sucedido es su capacidad para transformase y adecuarse a las nuevas necesidades políticas.

Si alguien pensó de la llamada sociedad civil que los “representantes del pueblo” o sus elites partidarias, de verdad iban a reformarse, pues se equivocaron. El único interés que tienen y buscan, es el de siempre: el poder.

Tal vez por eso hemos visto que en este 2015 que pronto se terminara y que a muchos les apura, para que cuanto antes sean destapados en las diferentes entidades en donde habrán de llevarse a cabo elecciones para gobernadores.

 

En el priismo

Por lo mientras veamos: en el PRI, la vieja clase política encabezada por Manlio Fabio Beltrones, tienen el control de dicho partido y se encaminan a ganar todo lo que puedan imbuirse en la boca, por eso los pusieron, este grupo conoce, sabe y a como dé lugar gana elecciones. 

Los cuadros más delicados solo se dedicaran a garantizar la gobernabilidad del país y también a operar que bajen recursos y programas.

Más que por méritos propios como cuadros de alto rango del Revolucionario Institucional o por “los servicios prestados a la patria”, los viejos políticos del tricolor, se convirtieron en una necesidad y una prioridad. 

Necesitan mantener el poder que les fue entregado en el 2012, requieren ganar gobiernos para el 2016 y seguir teniendo una fuerza territorial en todo el país y  de igual forma no dejar que nadie les arrebate su poder político.

Requieren de otro sexenio para restaurar al viejo régimen del partido de Estado, estos seis años no son nada para ellos, necesitan recuperar lo perdido, buscan estar nuevamente en el imaginario social de la gente, para que volvamos a creer en ellos. 

Los priistas no dejaran el poder tan fácil como lo hicieron en el 2000, son un partido que ha vivido en él. 

Están conscientes que los tiempos son otros, que la vieja maquinaria del carro completo ha dejado de existir. 

Requieren formar nuevos cuadros partidarios y por eso lo hacen, el relevo generacional los ha alcanzado y siguen siendo los mismos. 

El PRI busca el centro político porque sabe que es ahí en donde está el nicho social más grande del electorado y que esa puede ser su fortaleza política; sin embargo, también lo buscan las demás formaciones partidarias.

Por ninguna razón quieren y les gusta que Andrés Manuel López Obrador, siga creciendo y apropiándose del escenario nacional. Saben que su proyecto económico, social y político se vendría abajo. Sí en 2015 solo fueron escaramuzas en contra del caudillo, para el 2016 habrá confrontaciones de manera directa.

 

En el panismo

Bueno como nada los diferencia del PAN y tampoco desmontaron lo que dejaron estos “cuates” derechistas, pues los panistas, ahora quieren volver al paraíso perdido, bajo su mismo lema de antes: no saben gobernar y la corrupción sigue vigente en México.

El joven ilustre, Ricardo Anaya, ha formado su propia nomenclatura partidaria, no es de la vieja clase panista, pero si es un cachorro de la derecha, ahí se formó y ahí lo enseñaron  hablar como piensa.

Hoy con Santiago Creel y otros panistas, han pasado a controlar sus brazos parlamentarios tanto en el Senado como en el Congreso de la Unión.

Quiere demostrar que puede ganar elecciones y se preparan para el 2016, esta carta será su mejor presentación para aspirar a la candidatura presidencial. 

Por eso con sus “grititos” busca evocar a los viejos panistas de antaño, quiere recuperar aquellos espíritus perdidos de cuando fueron oposición, porque ahora son colaboracionistas del régimen.

Los “chicos azules” o los panuchos, han probado las mieles del poder y se han acostumbrado tanto a él, que suspiran por regresar a las arcas del presupuesto. Aprendieron tan rápido los viejos hábitos priistas que lo único que buscan es saciar su poder. Ahí está el caso de su ex gobernador de Sonora, Guillermo Padres.

¿Cuál bien común, cuál honestidad? No han cambiado y tampoco lo harán, su proyecto  de país es el mismo al del PRI. Ambos son una derecha creyente y conservadora y los otros son una derecha laica.

 

En el perredismo

Y como para no quedarse muy atrás o rezagados, los perredistas, los del sol azteca, los de democracia ya patria para todos, también sin mucho pensarla que renuncia Carlos Navarrete a mitad del río, como dice el dicho y que apresuran su relevo con un intelectual de centro.

El tema de los normalistas de Ayotzinapa les peso mucho, los llamados “chuchos” no quisieron seguir cargando esa losa pesada sobre sus espaldas y que se reinventan como bien lo saben hacer. 

Resguardaron el control de poder de sus órganos de dirección y solo dejaron que la presidencia nacional fuera para uno de sus asesores externo, mismo que les limpiara un poco el rostro ensuciado por las desaparición de los 43 normalistas.

Ahora el PRD tiene nuevo dirigente nacional en esté 2015, solo lo será por un año y le tocará organizar el proceso electoral del 2016. Hasta ahí, porque el proceso por la candidatura a la presidencia de la República la manejaran las tres principales corrientes del este partido: los chuchos, Héctor Bautista, los amalios y tal vez los bejaranos.

Tienen un adversario que nunca imaginaron que creciera de tal manera, como lo es: el Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

La presencia, el ruido, la precampaña de AMLO les preocupa, saben que pueden perder su tercer lugar nacional y con ello, espacios en el Senado y la Cámara de diputados y mucho más en las prerrogativas.

Hoy muchos saben que el PRD y MORENA no son de izquierda, nunca lo fueron, solo arrean esas banderas, han dejado de pensar en las nuevas ideas del pensamiento progresista y democrático. Ambos son populistas y autoritarios, ambos son electoreros.

Los perredistas perdieron una identidad por la que lucharon y trabajaron muchos, dejaron de imaginar y construir pensamientos sobre los nuevos retos de la humanidad y también sobre los problemas complejos de las sociedades modernas.

Agustín Basave, busca como el PRI y PAN el centro político, aquel que lo aleje de las formas extremas, populistas y de polarización política. Quieren reconciliarse con un extracto social muy amplio y con estudios. Con aquellos que mantiene una crítica en las redes sociales y con aquellos que se abstienen o están votando por los candidatos independientes.

 

En el Lópezobradorismo

Sí, el 2015, significó mucho para las fuerzas partidarias tradicionales, porque vieron aparecer de la nada al nuevo partido de López Obrador, Morena, un partido que es obra y gracia de este líder nacionalista.

Hoy tienen registro nacional, diputados federales y prerrogativas, entraron al sistema político sin una revuelta social, ya están en el juego por el poder. 

En el 2016 participaran en algunos estados con candidatos marginales y en otros medio competidores. 

Su objetivo es claro: prepararse para el 2018, ya tienen candidato, tienen partido y tienen recursos, pero les sigue faltando algo: encontrase con los otros y dejar su juego de vivan los pobres y abajo los ricos.

López Obrador, tiene frente a si mismo al PRI, PAN, PRD y a las élites económicas, no es el 2006.

 

Una conclusión

El 2015 fue un pequeño laboratorio político electoral y los tres partidos más conocidos hicieron cambios para reacomodar sus piezas. En el 2016 se prepararan con todo para disputarse espacios y poder, mismo  que les permita llegar con fuerza para la gran batalla que se avecina: la disputa por el país. 

Solo algo que se me olvida, los grandes problemas nacionales siguen pendientes y en este año no se resolvieron: inseguridad, pobreza, corrupción y empleo.

 

Aviso de ocasión

Los maoístas-salinistas del PT volvieron a obtener su registro y los verdes que no son ecologistas, también siguen vivos, que desgracia.