Si tomamos como base la definición de monumento, que lo describe como una obra para recordar a una persona, tenemos que tanto la Estrella de Puebla como el teleférico y el CIS son auténticos monumentos al absurdo, que nos harán recordar siempre al Señor de los Cerros.
La definición únicamente habla de recordar, no dice la forma de recordarlo, ni limita a la persona en cuyo “honor” se construyó la obra y deja abierta la puerta para también recordar a sus antecesores.
En esa lógica, seguramente quienes se quedaron varados la noche del domingo en una de las góndolas de la Ruedota de la Fortuna recordaron de especial forma al habitante de la Casona de Los Fuertes y seguramente a alguno de sus ascendientes.
De la misma forma, quienes acudieron el primer día hábil del año a pagar algún servicio público al CIS, también recordaron de “especial” forma al genio que concentró todas las oficinas de atención pública en el pomposamente llamado Centro Integral de Servicios.
Este lunes, los poblanos que hicieron hasta seis horas de cola, desde el Hospital Puebla hasta el CIS, no tuvieron más remedio que recordar al creador de los CIS y de paso, a la creadora del creador de los CIS.
Y al mismo personaje recordaremos, cada vez que veamos el mini teleférico cruzar medio kilómetro por los aires, en uno de los absurdos gubernamentales más grandes de la historia moderna de Puebla.
¿Más de 500 millones para esta ridiculez?
Es más largo el teleférico de Oaxtepec que esta vacilada morenovallista.
Y es que todos los teleféricos tienen un objetivo. El de Masada es para subir a la gran fortaleza para ver los castillos de Herodes y la panorámica del Mar Muerto. El de Zacatecas para llegar a la mina. El de Río de Janeiro sube hasta la roca llamada Pan de Azúcar y tiene la extraordinaria vista al mar. El de Hong Kong que mide 8 kilómetros, es posible sobrevolar la ciudad y durante el trayecto se observa el Monasterio Po Lin, El Gran Buda y el espectacular paisaje montañoso.
Y en contraposición, el de Puebla —en 5 minutos y medio kilómetro— nos cruzará el bulevar Zaragoza y nos permitirá ver un fragmento del Cerro de Loreto y las azoteas pintadas de azul y blanco de las vecindades de la zona.
¿Díganme si no es para recordarlo?

La primera complicidad del OPLE

Una sola acción bastó para confirmar que el nuevo Órgano Público Local Electoral (OPLE) otrora Instituto Electoral del Estado (IEE), será una oficina más del gobierno del estado.
Y esta acción fue la de esconder los documentos o constancias de estudios que presentó el ahora expresidente del IEE, Armando Guerrero.
El día de ayer publicamos en Intolerancia Diario cómo el organismo electoral entregó el expediente que solicitó este medio de comunicación vía la Ley de Transparencia.
Y es que, de comprobarse que presentó documentos falsos, podría tener graves repercusiones, incluyendo desde la cárcel, hasta la anulación de algunos de sus mandatos firmados en su tiempo.
Por lo tanto, no es raro que a diferencia del IEE, el Congreso del Estado haya preferido desacatar el dictamen emitido por la Comisión de Acceso a la Información (CAIP) que entregar los documentos.
Para el caso dio lo mismo, ni uno ni otro quiere dar los documentos de estudios que dio el exconsejero presidente.
Claro que esta situación traerá consecuencias legales, hasta la inhabilitación de los encargados del tema en el legislativo.
Incluyendo a Dalhel Lara Gómez, quien apenas hace unos meses fue designada como secretaria ejecutiva del Instituto Electoral del Estado (IEE).
Obviamente, ella pudo ser la que pidiera desaparecer del expediente los documentos que se buscan.
También hace unas semanas se desnudó el notorio servilismo legislativo con la declaración a la prensa del diputado local integrante de la Comisión de Transparencia Ignacio Mier Bañuelos.
El legislador señaló que los documentos del expresidente del IEE es “tema muerto”.
“Cuando no hay un documento que no motive la causa, no se está en la investigación de indagar al respecto”, dijo textualmente nuestro legislador.
El diputado encargado de la transparencia en el Poder Legislativo, al parecer no ha leído la ley en la materia, donde claramente se señalan sanciones en caso de que no se entreguen los documentos.
Fue el 5 de noviembre de 2015 cuando la CAIP ordenó al IEE y al Congreso estatal entregar a Intolerancia Diario la documentación.
El recurso de revisión fue interpuesto por este medio de comunicación y quedó bajo los expedientes 11/IEE-01/2015 y 202/Congreso del Estado-06/2015, luego que ambas entidades se negaron a la entrega.
En el Congreso la actual legislatura acusó a la anterior de no haber dejado la información o documentos del exconsejero electoral.
Pero la Contraloría Interna envió a la Secretaría General, ambas del legislativo, el oficio CI.16/2015 el pasado 25 de agosto, que la revisión minuciosa al acta circunstanciada de entrega recepción de la LVIII a la LIX Legislatura, “no consta que hayan sido entregados, ni enlistados documentos a nombre del C. Armando Guerrero Ramírez”.
Posteriormente, informa que el Congreso estatal declaró y confirmó la inexistencia de la información.
En su caso, el IEE señaló también que no contaba con los documentos que comprueben su grado de escolaridad de su expresidente.
 “En este sentido, este organismo público local no es la autoridad competente para contar con información que solicite, por lo que no estamos en posibilidad de proporcionarla”.
Pero la respuesta de Flor de Té Rodríguez Salazar, titular de la unidad administrativa de acceso a la información, se vino abajo y se descubrió la mentira cuando entregaron el expediente, aunque sea a medias.
Lo cierto es que siguen pasando los días y las complicidades de funcionarios estatales, funcionarios electorales y legisladores están a la orden del día.
O mejor dicho: a la orden del Señor de Los Cerros.
Para eso me gustaban.