La alianza multipartidista que llevó a Rafael Moreno Valle a la gubernatura de Puebla sólo benefició a sus amigos.
Los militantes de los partidos que impulsaron la coalición Compromiso por Puebla vieron como el poder se les fue entre las manos. Pocos y por muy poco tiempo estuvieron en el gabinete estatal.
Durante los primeros cinco años del gobierno morenovallista ningún militante perredista formó parte del gabinete estatal y fueron muy escasos los que ocuparon una cartera de tercer nivel. Es decir, sólo les tocó las migajas del poder. 
Los panistas corrieron mejor suerte. Sólo nueve militantes en distintos momentos y por periodos muy cortos ocuparon una cartera del gabinete estatal.
Tal fue el caso de Myriam Arabian Couttolenc, que fue la primera titular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso), que estuvo en el cargo escasos cuatro meses —del 1 de febrero de 2011 al 30 de junio de 2011—, y después fue perseguida por el mismo gobierno.
Los grandes beneficiados de la alianza multipartidista fueron los amigos del Señor de los Cerros. De los 58 funcionarios que Moreno Valle utilizó para gobernar Puebla en los últimos cinco años 42 no tenían partido político y fueron contratados por su cercanía con Moreno Valle.
En ese lapso de tiempo, los otros partidos aliancista como Movimiento Ciudadano sólo tuvo un militante en el gabinete estatal —Luis Maldonado y el Panal otro — José Cabalán Macari Álvaro—.
A diferencia de los perredistas, cinco militantes del PRI estuvieron el poder, a pesar de no haber contribuido en nada llevar a Moreno Valle a Casa Puebla. 
De este análisis realizado por Intolerancia Diario concluimos que la alianza multipartidista en nada beneficio a los militantes del PRD y del PAN.
Tampoco sirvió para realizar un gobierno de coalición. El Señor de los Cerros gobernó los últimos años de acuerdo a sus intereses, incluso en contra de las luchas sociales que el PRD enarbola.
En pocas palabras, la coalición sólo fue un instrumento para sacar al PRI de Casa Puebla. Una estrategia de campaña para ganar las elecciones del 2010.
Así que hoy ante la pugna que mantiene las dirigencias nacionales del PAN y PRD para concretar una alianza para las elecciones de junio venidero salta la pregunta: ¿Para qué se desgastan panistas y perredistas en la alianza, si de todos modos no tendrán beneficios concretos ya cuando estén el poder?