La revelación que hace en Intolerancia Diario el reportero policiaco Alfonso Ponce de León respecto a que los escoltas del Fiscal (Procurador) Víctor Carrancá reprobaron el examen de confianza y que siguen trabajando en la más burda impunidad, es un reflejo más del mar de estiércol que inunda la ahora Fiscalía Estatal.

El problema no sólo es que los escoltas reprueben, sino que a ellos se les permita continuar en sus trabajos con la complicidad de su jefe, mientras que en otros casos, el examen de control y confianza se utilice como garrote para despedir a todos los policías que no se sometan a las turbias órdenes del Señor Fiscal.

Es una vergüenza que en Puebla, los exámenes sean para despedir, extorsionar o chantajear a los policías, mientras los hombres cercanos a Carrancá se pasean tan campantes, pese a no ser aptos para el puesto.

Cómo olvidar que uno de los que reprobó el examen, sea el subprocurador José Carlos Proal, quien sigue siendo hasta la fecha la mano derecha de Víctor Carrancá.

Permítanme retomar mi columna del 15 de abril de 2015:

El encubridor Carrancá

Una investigación realizada por El Universal dejó en claro que para el procurador de Justicia, Víctor Carrancá, la ley solo se aplica contra quienes no forman parte de su séquito de colaboradores.

De acuerdo a la información de los reporteros Zorayda Gallegos y Silber Meza, titulada “Jefes policiacos reprueban, pero siguen operando”, existe una larga lista de funcionarios que se mantuvieron al frente de sus cargos operativos, pese a que reprobaron sus respectivos exámenes de confianza.

La nota hace mención a diversos casos presentados en todo el país, pero para Puebla retoma particular interés, cuando citan el caso del subprocurador José Carlos Proal, quien  reprobó hasta en tres ocasiones sus pruebas de control de confianza, lo cual no impidió que continuara en el cargo.

Sin duda, el caso reviste un escándalo mayor, si consideramos que en Puebla, el procurador Carrancá ordenó el despido masivo de policías ministeriales, precisamente bajo el argumento de no haber aprobado los exámenes de control de confianza.

La misma acción se ha presentado en la Secretaría de Seguridad Pública, en donde miles de policías han sido despedidos, por no haber acreditado dichos exámenes.

Por increíble que parezca, el procurador encubrió a su principal operador, mientras dejó caer la guillotina contra policías ministeriales, los cuales fueron tratados como delincuentes, al no haber aprobado las pruebas de control de confianza.

Desde septiembre de 2013, el portal e-consulta anticipó que Proal Díaz de Urdanivia dejó de aparecer en el directorio de la PGJ por haber reprobado un examen de confianza, aunque en los hechos operaba como el segundo de abordo de Carrancá.

Al final la historia resultó mucho más delicada, toda vez que no fue uno, sino tres los exámenes reprobados.

Hay que decir que entre las funciones del subprocurador, está la coordinación de los agentes del Ministerio Público, de los cuales muchos de ellos fueron despedidos por no haber acreditado esos exámenes.

¿Y quién cree que los despidió?

Pues el mismísimo José Carlos Proal.

Es decir que el subprocurador, los corrió por no haber acreditado el mismo examen que él  reprobó.

Así, como usted lo lee.

Lamentablemente, la dependencia encargada de la procuración de justicia es la más corrupta de todas.

Partiendo de esa base y de que la Secretaría de Seguridad Pública es un refugio de chupaductos, ¿qué podemos esperar los poblanos?

No es casual el crecimiento de la inseguridad y la violencia en nuestro estado.

Para nuestra mala suerte, el Señor de los Cerros nunca entendió que al traer funcionarios de fuera como responsables de las áreas de seguridad, no hizo otra cosa que abrir la puerta a la importación de delincuentes.

Para Carrancá y para los titulares de Seguridad Pública que han desfilado por Estas tierras, lo menos importante era mantener a  como un estado seguro.

Ellos, el primero de febrero de 2017 —incluido Carrancá, aunque lo haya eternizado el congreso— agarrarán sus camionetas con rumbo desconocido y no pisarán Puebla ni por equivocación.

Los que sí se quedarán son los delincuentes a los que amablemente les dieron todas las facilidades para instalarse y operar en nuestro estado.

¿Y todavía nos presume Rafael en sus spots que vivimos en un estado seguro?

Como lo he dicho anteriormente: "sálvese quien pueda".