Por vez primera, el Señor de los Cerros y sus discípulos supieron lo que es jugar como equipo visitante.
En la organización del evento inaugural del Hospital de Traumatología y Ortopedia, el poder federal se hizo sentir y las señales de que van por la gubernatura fueron evidentes.
Después de que hasta en los eventos con la presencia de Peña Nieto los morenovallistas se despachaban con la cuchara grande, apoderándose del presídium y mandando a gayola a los delegados federales, ahora los papeles se invirtieron.
Peña, poniendo a una enfermera de por medio entre él y Moreno Valle, no perdió la oportunidad para aplicarle los Santos Óleos, recordándole que ya casi se va.
Entre otras, la mayor humillación vino cuando lo hizo esperar 15 minutos antes de hacer el recorrido por el nuevo hospital, mientras Peña Nieto saludaba, bromeaba y se fotografiaba con su candidata y los delegados federales, con el gobernador como guardaespaldas.
Cuentan que al momento de saludar a Blanca Alcalá, el presidente le preguntó entre risas a Rafael: y por fin, ¿quién va a ser tu candidato? Y tras decir el nombre de Tony Gali, Peña cuestionó ¿y ya pidió permiso?
Sin duda, el mensaje de respaldo para Alcalá fue contundente y vendrá el momento en que Moreno Valle muestre el suyo a Gali.
Pero lo de ayer fue una muestra de que la guerra ya inició y si partimos de la base de que en política no hay coincidencias, lo de Reforma fue el primer cañonazo.

Reforma hace temblar Casa Puebla

Vaya sorpresa la que le tenía guardada el periódico Reforma al Señor de los Cerros, justo para el día en que recibiría la visita del presidente Peña para inaugurar el hospital con el nombre de su abuelito.
Quienes siguen puntualmente la información de Intolerancia Diario saben perfectamente que Moreno Valle maquilló el endeudamiento bajo la figura de los PPS, que no son otra cosa que el compromiso de un pago a largo plazo a cambio de la construcción de una obra o la prestación de un servicio, que para fines prácticos es una deuda.
La aportación periodística de Reforma estriba en el descubrimiento de que el fideicomiso que regula administrativamente esa deuda, está a cargo de una consultora privada, propiedad de Pedro Aspe.
Por lo demás, Reforma confirmó la información de Intolerancia Diario y otros —muy contados— medios críticos, respecto al endeudamiento que heredará Moreno Valle a los poblanos.
Aquí una de mis columnas en donde abordé este tema:

Contracara 9 enero 2014
La verdadera historia detrás de las PPS

Detrás de las obras que realiza el gobierno morenovallista a través de los Proyectos Públicos de Infraestructura, llamadas PPS, se esconde una razón de peso que justifica la obsesión de la actual administración estatal para evitar la adquisición de deuda pública sustituyéndola por esta figura jurídica.
Seguramente, ustedes han escuchado la publicidad del Señor de los Cerros, en donde presume que todas las obras realizadas durante su gobierno se realizaron sin pedir un sólo peso prestado.
¡Mentira!
La realidad es que durante muchos años, la palabra deuda pública se satanizó, provocando que lo gobiernos evitaran contratar créditos financieros, por los costos políticos que éstos les generaban.
Esta es la razón que —muchos piensan— llevó a Moreno Valle a utilizar las PPS para disfrazar el evidente endeudamiento del estado.
Sin embargo, la verdad detrás de las PPS es que —a diferencia de la deuda pública convencional— existen jugosas comisiones en favor de los funcionarios por parte de las empresas beneficiadas.
Me explico.
Cuando un gobierno adquiere recursos mediante un crédito bancario —deuda pública— no existe ninguna comisión en favor de los políticos, debido a que las instituciones bancarias tienes tasados los intereses que generará la deuda contraída.
En cambio, cuando se contrata a una empresa privada para que realice una obra determinada con capital propio, a cambio de un pago mensual por un largo período —30 años— para amortizar la inversión, la beneficiada entrega una jugosa comisión a cambio del otorgamiento del contrato, que suele ser del 10 por ciento del monto total.
Estas jugosas “utilidades” de los políticos se logran gracias a que los intereses que se pagan a lo largo de esos 30 años son muy superiores a las tasas fijadas por las instituciones bancarias cuando se trata de deuda pública.
Es decir, las PPS se convierten en el negocio más rentable para cualquier político, sobre todo porque recibe beneficios por muy por encima de su presupuesto sexenal.
Al otorgar contratos por 30 años, las empresas pagan comisiones por el monto total de las obras, lo que rebasa por mucho las comisiones de la obra pública convencional, la cual sólo abarca el presupuesto del sexenio.
De acuerdo con las revelaciones que a este columnista hicieron empresarios dedicados a la construcción y que conocen el modo de operación de las PPS, me aseguran que el menor porcentaje exigido por el gobierno a cambio de el otorgamiento de un contrato como los que ha firmado el gobierno morenovallista es de 10 por ciento.
En esa lógica, partiendo de la base de que en Puebla se han contratado por lo menos 10 mil millones de pesos a través de PPS, tenemos que el morenovallismo puede haber recibido mil millones de pesos por concepto de comisiones.
Con la aclaración de que no están incluidos los diezmos de la obra pública ni el otorgamiento de la concesión del Agua Potable (SOAPAP), por el cual se calcula una cantidad similar.
Ante la frialdad de los números, resulta evidente que detrás de las PPS se esconde una razón multimillonaria, la cual está íntimamente ligada a las aspiraciones presidenciales del Señor de los Cerros.
Porque si una frase debe colocarse con letras de oro en la entrada principal de Casa Puebla, es la atribuida al profesor Carlos Hank González, que decía: “Político pobre, pobre político”.

Tras esta oportuna cita debo agregar que la bomba mediática de Reforma sólo es la punta del iceberg, ya que el verdadero escándalo vendrá cuando se descubra el destino de las millonarias comisiones de obra.
El expediente completo espera los tiempos para descubrir la compleja red de lavado de dinero, proveniente de las arcas públicas de Puebla.
Ya lo verán.