El día de ayer, fue inaugurado el Museo Internacional de Barroco, obra emblemática del endeudamiento morenovallista.
No hay que confundir.
Nadie puede estar en contra de espacios que difunden, promueven y acercan a la gente a la cultura y el arte.
En lo que no se puede estar de acuerdo es que una obra como el MIB comprometa recursos públicos por 25 años, cuando vivimos en uno de los tres estados más pobres del país.
Ninguno de los museos de talla mundial, como los Del Louvre (París), Del Prado (Madrid), Metropolitano de Arte (NY), o el de Orsay (París), fueron construidos comprometiendo durante más de dos décadas los recursos de un estado con altos índices de pobreza.
Lamentablemente, en sus sueños de grandeza, nadie le explicó al Señor de los Cerros que antes de contratar a un arquitecto como el arquitecto Toyo Ito para planear un museo como el MIB hay que pavimentar las calles de las colonias del sur que están a menos de dos kilómetros de la magna obra morenovallista.
Criticar a un arquitecto como Toyo Ito es como cuestionar el arte de Morante de la Puebla, la prosa de Vargas Llosa o el talento de Messi.
Lo que sí se debe cuestionar y censurar es la falta de sensibilidad de un político que piensa antes en trascender que en darle a sus gobernados condiciones indispensables de vida digna.
En el mismo ejemplo, el gobernador pensó primero en modernizar el estadio de futbol, aunque las colonias vecinas al Chiquihuite no tengan ni agua potable.
O en instalar una rueda de la fortuna gigante y un teleférico, teniendo que pintar los tinacos y las azoteas de las vecindades de azul y blanco, bajo la advertencia de que no pueden tender su ropa en los horarios en que funciona el funicular.
Y que quede claro que aún sin conocerlo, el MIB debe estar espectacular. Si te gastas 6 mil millones en una obra ya nada más nos faltaba que fuera una decepción.
Sin embargo, detrás del concepto y de las obras que fueron elegidas para este museo, existen absurdos de la magnitud del mismo museo.
Pero esa será otra historia que contaré en una próxima entrega.
Por lo pronto, si usted quiere conocer el tamaño de la deuda que nos heredará Rafael, no duden en visitar desde hoy el Museo Internacional del Barroco.
Piensen que al igual que la casa de muchos de nosotros, pagaremos el museo durante más de veinte años.
Y todavía se ponen locos de que Reforma tituló a ocho columnas: Hipoteca Puebla el Gobernador.
Ver para creer.
El Barroco, una obra del tamaño de la deuda
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