Mientras el fin de semana Tony Gali solicitó licencia al cargo de alcalde, el día de ayer se registró Blanca Alcalá como candidata única de su partido, confirmando que serán ellos los candidatos a la gubernatura por las dos únicas fuerzas políticas del estado.
De entre ellos saldrá el nombre del próximo gobernador o gobernadora, después de una campaña de pronóstico reservado.
Por lo pronto, ya se vio que independientemente de las propuestas, de las estructuras y del fondo de las campañas, ambos utilizarán al villano favorito de cada partido.
Para el morenovallismo —ya se vio— que la fórmula será volver a usar a Mario Marín para desgastar la figura femenina de Blanca Alcalá.
El experto del PAN en marketing político, Marcelo García, parece que apostará a refrescar la mente de los votantes con el nombre del exgobernador, prueba de ello es que para contrastar y opacar el registro de la priista, crearon el hashtag #MarinSeVisteDeBlanco.
También el que será el vocero de la campaña panista Javier Lozano, ha insistido en atacar a Alcalá con el tema de Marín, aunque su pasado tricolor y hasta marinista lo haga vulnerable.
Habrá que ver hasta dónde surte efecto esta estrategia panista, sobre todo porque hay que recordar que Blanca Alcalá logró ganar la alcaldía remontando 17 puntos en contra de Antonio Díaz de Rivera en plena crisis de Marín por el LydiaGate.
Si bien es cierto que a Zavala sí le afectó de manera mortal el ataque a Marín, con Alcalá no surtió los daños esperados.
Y por lo que toca a la estrategia priista, es evidente que no hay más villano que el Señor de los Cerros y que sus ya conocidos excesos serán el blanco de sus disparos.
Será su autoritarismo, plasmado en decisiones antipopulares como la privatización del agua, la foto-multa, los registros civiles, el endeudamiento, los despidos de burócratas, los presos políticos y por supuesto la muerte del niño los que marquen la agenda de la campaña priista.
Y a lo anterior, un tema fundamental basado en la ingobernabilidad y la inseguridad le darán armas al PRI para mantener a Moreno Valle en la arena de las redes sociales.
Irónicamente, el candidato que usó como villano a Marín para ser gobernador, hoy es el nuevo villano.
Y por increíble que parezca, los dos candidatos, cuando menos en el inicio de la contienda no serán el centro de los ataques.
La clave estará en la habilidad de cada uno para zafarse de sus respectivos lastres.
En caso de que el daño para alguno de los abanderados creciera, no sería extraño escuchar un discurso de abierto desmarque, particularmente del lado de Tony, en donde la gente espera una señal de que —en caso de triunfo— será él y nadie más el gobernador. Así las cosas, hoy las campañas negras tienen listos a sus dos villanos; y los candidatos podrían lanzarse pétalos de rosa entre ellos, mientras sus plomeros hacen la guerra en redes sociales y panfletos.
Todo hace pensar que esas serán las dos campañas.
¿A quién le afectará más su villano?
Veremos y diremos.
Dos campañas, dos villanos
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