La sorprendente inclusión de Nueva Alianza a las causas morenovallistas que respaldarán la campaña de Tony Gali tienen un trasfondo político que es visto desde Los Pinos como una traición a los acuerdos con Elba Esther Gordillo, los cuales la mantienen hasta ahora gozando de los beneficios de la prisión, mismos que podrían cambiar en cualquier momento.
Esta es la historia.
Aunque dicen que “juego que tiene desquite, ni quien se pique”, al parecer, en esta campaña los dos grupos contendientes por la gubernatura decidieron hacer caso omiso a esta máxima popular, lanzándose afrentas que han generado la inmediata respuesta de su opositor.
Así las cosas, arrancó la guerra electoral entre Blanca Alcalá y Tony Gali con fuertes ataques y respuestas inmediatas de parte de los dos rivales.
Fue la priista la primera en embestir con temas como la deuda, el transporte y el agua, a lo que Gali respondió con algunas medidas para apagar el fuego.
Otro jaloneo se derivó de la aparición de Mario Marín en el registro de Blanca del domingo pasado, lo cual provocó una desenfrenada andanada del PAN por el retorno del villano priista; a lo cual, vino el revire con las dramáticas fotos del niño herido en Chalchihuapan, minutos antes de que perdiera la vida.
Sin embargo, el elemento que más había redituado bonos al PRI, era la operación política del CEN tricolor, para evitar que él PRD contendiera en alianza con el PAN en Puebla.
Sin duda, este resultó un duro e inesperado golpe para los intereses de Gali, al caerse un acuerdo político que todos dábamos por hecho.
Para fines electorales este fue un triunfo relevante del PRI y un tropiezo para el morenovallismo.
En respuesta, un grupo de dirigentes partidistas dieron el campanazo al anunciar una multialianza de partidos que incluye al PAN, Nueva Alianza, PT, PSI y Compromiso por Puebla.
Y aunque de todos, el único que vale —además del PAN— es Nueva Alianza por el peso específico del magisterio, el cual debe aportar unos 12 puntos a la causa de Tony Gali, este es un duro contragolpe para el priismo, en una jugada maestra de parte del grupo del gobernador.
Sin duda, el morenovallismo le cobró al PRI la humillación del rompimiento de la alianza con el Sol Azteca, desarticulando la alianza turquesa-tricolor que ya daban por hecha.
Y es aquí en donde vienen las lecturas de un hecho que tiene mucho más fondo de lo que muchos percibieron.
Para quienes piensan que la federación no le dio el respaldo a Blanca Alcalá para que el PRI concretará la alianza turquesa, debo decirles que no solo estaba hablada, sino firmada.
Los acuerdos estaban centrados en la figura de la hija de la maestra Elba Esther Gordillo, la cual decidió —junto con su madre— darle su apoyo a Moreno Valle, en lo que fue visto como una traición política.
No es casual la impugnación de la PGR para echar abajo el beneficio de la prisión domiciliaria otorgado a Elba Esther Gordillo y el cual ahora la Procuraduría quiere echar abajo para que la maestra regrese a prisión.
Es evidente que la maestra decidió apoyar a su ahijado político y que esto le puede traer consecuencias.
Digamos que la de Nueva Alianza con el PAN es una alianza con boleto incluido al Cefereso de Tepepan.
El trasfondo de la alianza turquesa
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