El juicio que entabla Ana Teresa Aranda para proteger sus derechos ciudadanos va mucho más allá de lograr una candidatura independiente o de pelear con posibilidades la llamada mini gubernatura.
Lo que en el fondo nos tiene con los ojos puestos en el calvario de la expanista es el hecho de lograr imponerse a una exclusión por decreto.
No podemos pensar en que Puebla pueda aspirar a ser gobernada por un personaje sin partido, mientras los órganos electorales estén a las órdenes del gobernador.
Por supuesto que para fines prácticos, la presencia de La Doña en la boleta electoral pone en alto riesgo la elección para el PAN.
No se trata de si Anatere puede ganar o no, el problema de fondo es lo que puede pesar en la balanza electoral.
Y es ahí donde a la señora no se le puede restar ningún mérito.
Pese a que la maquinaria del estado se movió para impedirle ser candidata, ella está a un paso de serlo.
Le exigieron 135 mil firmas ciudadanas y les entregó más de 200 mil.
Fue al Tribunal Federal para lograr que aceptaran el voto digital y lo logró.
También acudió al TEPJF para que reconocieran su renuncia al PAN con fecha superior al año de la elección y lo ganó.
Dejó guardia día y noche en el IEE para cuidar sus paquetes de firmas y así evitar que estos fueran violados.
Mandó el gobernador a una de sus empleadas que es la secretaria general del IEE a hacer una inspección de campo para echar abajo las firmas y les volvió a ganar Anatere en el tribunal, el cual determinó que Dalhel Lara no tenía facultades de investigación.
En conclusión, les ganó todo y aún así, en una muestra más del autoritarismo de este gobierno, se dio la orden de negarle el registro en un acto de plena ilegalidad.
Pero no fue una determinación cualquiera, sino que con premeditación, alevosía, ventaja y mala leche, esperaron hasta el último minuto del plazo para anunciar que no aceptaban su registro.
Es decir, que los consejeros electorales dejaron hasta el final este acuerdo para quitarle días de campaña.
Lo que no midieron es que Anatere está más echada pa'delante que nunca y que está en los medios sin haber iniciado campaña.
Un simple análisis de números arroja que si la exsecretaria de Desarrollo Social de Vicente Fox obtuvo 200 mil firmas y que si el número de votantes se calcula será de 2 millones, tenemos que estas firmas representan el 10 por ciento, lo que se contrapone a una encuesta publicada el día de ayer en donde se le coloca con sólo dos puntos porcentuales de preferencia.
Con esto, no quiero decir que necesariamente los que firmaron van a votar por ella, pero hay que agregar que muchos que no firmaron también se le pueden sumar.
Lo que es un hecho es que 200 mil firmas son la carta de presentación de Anatere y que en una elección tan cerrada, pueden marcar la diferencia.
De ahí que en este momento la atención de la elección no esté en los dos punteros, sino en la resolución de los órganos federales.
Así que será cuestión de tiempo para conocer el día en que el TEPJF le dé el banderazo de salida a La Doña con todo lo que esto representa.
Y de ahí a ver cuánto es capaz de crecer y de pesar el 5 de junio.
Veremos y diremos.