Para quienes conocen lo que se vive al interior de un cuarto de guerra electoral, saben que hay dos tipos de encuestas: las que sirven para generar percepciones y las que se usan para medir el rumbo y plantear estrategias.

Las primeras son trajes hechos a la medida de los estrategas que buscan, ya sea mandar mensajes triunfalistas a sus simpatizantes o derrotistas al equipo rival.

Las segundas son auténticas herramientas para el war room, que debe ser frío y entender que la empresa encuestadora no trabaja para darle buenas noticias, sino para darle información útil y veraz por más cruel que sea el resultado de sus estudios.

Muchos de los grandes fracasos electorales han sido culpa de encuestadores paleros que buscan congraciarse con el candidato, sin importar el tamaño del cuchareo.

Otros fracasos obedecen a la soberbia de los candidatos que no ven ni escuchan a los consultores serios cuando les advierten que los números no les son favorables y que es necesario un golpe de timón.

Sin embargo, cuando el candidato entiende la esencia de las encuestas y utiliza las primeras para marcar una percepción a su favor y las segundas para dictar la ruta de su campaña, las probabilidades de éxito aumentan considerablemente.

Así las cosas, en esta campaña hemos visto cómo desde el war room panista se utilizan diversas encuestas para generar la percepción de que este arroz ya se coció.

El problema es que cuando se utiliza a los medios afines para publicarlas, estas pierden parte del efecto pretendido.

Peor aún, cuando una encuestadora sale a desmentir un estudio publicado por el periódico Sexenio, el cual está claramente involucrado con el gobernador Moreno Valle a través de su propietario Gerardo Islas, presidente de Nueva Alianza y acompañante permanente de la caravana morenovallista cuando viaja al extranjero.

Y así como Sexenio, son varios los medios que han tenido que publicar encuestas por encargo directo de Casa Puebla.

Es ahí donde el efecto buscado se pierde; porque si Tony Gali va al frente con un margen superior al de los márgenes de error de los estudios demoscópicos, no hay necesidad de filtrar encuestas falsas como la de Parametría.

Lamentablemente, en el war room azul hay varios chivos en cristalería que no le ayudan en nada a su candidato.

Digamos que son de esos elementos que más te quitan de lo que te dan.

Y créanme que si Gali gana, lo hará pese a Marcelo, Javier, Fernando, Eukid y a todos aquellos que no entienden que Tony es mejor candidato si lo dejan ser él, incluido por supuesto el Señor de Los Cerros.

Habrá que seguir lo que resta de la campaña para saber si los genios morenovallistas dejan por fin a Tony ser él el que dicte el rumbo de su campaña.

Veremos y diremos.