Hoy en Puebla, lo mismo da ver una novela en la televisión en Coxcatlán, que ir a un partido de beisbol en Acatzingo, o ir a un antro en la avenida Juárez, el resultado es el mismo: de que te matan, te matan.

El problema es que para el Señor de Los Cerros es más importante y relevante lo que sucede en Orlando, Florida, al grado de mandar tuits de condolencias a las víctimas del atentado en un antro gay, antes que preocuparse por la violencia que hoy azota al estado que gobierna.

Así como Moreno Valle emitió su pesar por las víctimas del atentado en Orlando, Rafael debió mostrarse indignado por el homicidio de José Luis Tehuatlie.

Pero como todos sabemos que quienes estuvieron al frente fueron los policías estatales al mando del propio inquilino de Los Fuertes, eliminemos esta hipótesis y pensemos que pudo recordar a los 11 muertos de Coxcatlán.

Lamentablemente, Rafael nunca piensa en lo justo, sino en lo que vende.

Y en ese sentido, lo que vende en este momento es Orlando y la masacre gay.

Sobra decir que si mañana necesita despotricar contra los gays para levantar su popularidad, lo hará aunque tenga que traicionar a quien sea.

Ese es el precio de su ambición política, la cual está cada vez más lejos de consolidarse en un proyecto viable y congruente.

Lo verdaderamente grave es observar la doble moral de un hombre que cuando su gobierno mata a un niño, es motivo de censura en su estado, y cuando se da una masacre en Estados Unidos, es el primero en rasgarse las vestiduras por semejante barbarie.

Ni más, ni menos.