Un gobierno de ocurrencias, como el del Señor de Los Cerros, termina provocando graves problemas como el que ayer sufrieron miles de habitantes de esta ciudad.

Sobre todo cuando esas ocurrencias buscan apantallar a los gobernados con el cuento de la transformación de Puebla.

Las inundaciones que colapsaron el sur de la ciudad, fueron explicadas y justificadas por la prensa morenovallista de un plumazo, argumentando que una intensa lluvia de tres horas, aunada a la basura que tiran los poblanos, convirtió a esa zona de la Angelópolis en una inmensa laguna.

Qué fácil es justificar el caos de ayer con la versión de una lluvia atípica y de los cochinos ciudadanos que arrojan basura en las barrancas y calles de la capital.

Pero más allá del aguacero y de los desechos sólidos, es innegable que en las "súper" obras morenovallistas no existen proyectos pluviales.

Muchas de las inundaciones de ayer se presentaron justo en los puentes y calles pavimentadas con concreto hidráulico recién inauguradas.

Es evidente que no hubo planeación para dar cauce a las corrientes hidráulicas.

Además, ¿qué habría sucedido ayer si en lugar de Rueda de la Fortuna, Teleférico o Museo del Barroco, se hubieran invertido algunos de esos millones en alcantarillado y desazolve de las zonas identificadas con riesgo de inundación?

El rescate del río Atoyac fue una promesa de campaña de Moreno Valle y las inundaciones tienen que ver con esta promesa incumplida.

Si en lugar de la Estrella, el Miniférico o el MIB, se hubiera invertido en ese rescate y en el desazolve de los drenajes y en la limpia de barrancas, seguramente los miles de damnificados habrían dormido muy tranquilos la noche de ayer.

Lamentablemente, esas inversiones no se ven y no le sirven a Rafael para presumir la supuesta transformación de Puebla.

Habrá que ver cuántas "ideotas" nos tiene preparadas el Señor de Los Cerros para este año de Hidalgo.

Afortunadamente ya solo falta medio año.

Tic, tac, tic, tac.