El problema de crear políticos con base en la complicidad y los compadrazgos, radica en que tarde o temprano cometen errores de alta magnitud.

La ansiedad del habitante de la casona de Los Fuertes, de colocar en la silla de la presidencia municipal a uno de sus incondicionales, lo obligó a crear a un alcalde de probeta.

Sintiéndose poseedor de los secretos de la ciencia política, el Señor de Los Cerros se invistió en todo un alquimista y pensó que como aquellos, podía convertir el plomo en oro.

Y fue así como se metió a su laboratorio personal para hacer uno más de sus experimentos fallidos, creando a un alcalde de probeta.

Lamentablemente, el alto costo del endiosamiento de Rafael lo pagamos nosotros, sin que nada ni nadie pueda detener sus caprichos.

Banck: de tal palo, tal astilla

Y como todo engendro de probeta, el experimento heredó el ADN de su creador.

No es casual que al igual que de esa carga genética, las principales acciones de Luis Banck hayan sido conciertos, desfiles y una que otra obra de embellecimiento, mientras la ciudad se inundaba y se convertía en un auténtico campo minado por miles de baches.

Pero la herencia maldita estaba por llegar.

Sin saberlo, hace apenas un mes, hice referencia a la nula participación del alcalde Luis Banck en las acciones de fondo en el municipio.

De haber tenido idea de que el día que hiciera uso del poder, lo haría para ordenar a sus policías usar balas y toletes para desalojar ambulantes, les aseguro que nunca habría abierto la boca.

Fiel a sus genes morenovallistas, el hijo de probeta no pudo reusarse a su naturaleza y ordenó la represión.

Da la impresión que Moreno Valle lo hizo alcalde para que alguien utilizara su Ley Bala, misma que hasta la fecha mantiene en vigor.

Por fortuna fueron solo cuatro heridos de bala y una docena los lesionados por toletes. Pero habiendo niños y señoras entre los ambulantes, lo mismo pudieron ser muertos.

Pero es revelador y preocupante que en el primer operativo de Banck haya terminado en un zafarrancho.

No es un asunto menor que se haya desatado una balacera en pleno Centro Histórico de una capital como Puebla.

De manera insólita, ayer Luis Banck salió a dar el banderazo para recrear el Combate de Flores en el Zócalo, mientras el viernes ordenó un combate de balas escondido en el Palacio Municipal.

El costo de haberle entregado el poder a un personaje creado en un laboratorio es alto y con el peligro de terminar en un pequeño monstruo.

Quizá la obsesión de Rafael de adjudicarse —sin serlo— el título de doctor, se deba a una admiración al personaje creado por Mary Shelley al que llamó Víctor Frankenstein.

Habrá que seguir muy de cerca los pasos de esta "creatura" morenovallista, para saber si la amarga experiencia del viernes sirve para corregir el camino, o si la represión será el sello del gobierno banckista.

Veremos y diremos.