Una vez más, la superficialidad del gobierno morenovallista quedó de manifiesto este fin de semana.
El paso devastador de Earl no solo evidenció la carencia de una política de prevención de desastres en la entidad, sino la frivolidad para atender la catástrofe natural.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) alertó de la peligrosidad de Earl. Incluso, la víspera de la desgracia en la Sierra Norte advirtió que la nubosidad de los remanentes de Earl, en combinación con un canal de baja presión, originaría chubascos fuertes con tormentas locales muy fuertes en Querétaro, Puebla y Estado de México, y chubascos con tormentas fuertes en zonas de San Luis Potosí, Hidalgo, Ciudad de México, Morelos y Tlaxcala.
A todas luces, el gobierno morenovallista hizo caso omiso a la recomendación. En ningún momento advirtió a la población de los riesgos y mucho menos se activó un plan para ubicar en albergues a las familias que estaban en serio peligro.
Las autoridades estatales simplemente esperaron a que la desgracia sucediera, misma que se pudo evitar si se hubieran activado oportunamente los protocolos de protección civil.
Para taparle el ojo al macho. El Señor de los Cerros realizó una supervisión en la zona damnificada, pero solo sirvió para la fotografía, para la propaganda, ya que el recorrido no tuvo mayor trascendencia que aparecer en medios de comunicación y presumir en redes sociales.
La visita a la zona afectada por Earl fue de pisa y corre. El Señor de los Cerros tuvo que refugiarse en Casa Puebla y desde ahí, confirmar el deceso número 29.
Los funcionarios de primer nivel cobijaron a Moreno Valle en lugar de impulsar la ayuda humanitaria, que empezó a fluir a la zona, pero bajo la tutela de la federación.
El 4 de octubre de 1999, una tragedia similar sucedió en la zona de Tezuitlán, en ese entonces el gobernador Melquiades Morales acudió a brindar ayuda a los serranos, fueron días de trabajo intenso, incluso, pernoctó en ese municipio.
Moreno Valle, que por esos tiempos fungía como secretario de Finanzas, solo realizó trabajo de escritorio, nunca pisó la zona de desastre.
Hoy, una vez más se enfrenta a una emergencia de tal envergadura y solo va a la zona para posar para la fotografía. La ayuda y el rescate de las víctimas está en manos del Ejército Mexicano y el gobierno federal.