Ayer retomé la misma pregunta que hice en esta columna hace tres años: ¿Y los seguros contra desastres naturales?

En respuesta, el gobernador dijo —de manera absurda— que Puebla cuenta con un seguro agrario, cuando los daños causados por las lluvias no son en la agricultura.

Además, una nota del portal e-consulta revela que durante el sexenio morenovallista han pagado más de 90 millones de dólares en pólizas de seguros para desastres.

Es decir, que se gastaron más de mil 600 millones de pesos en un rubro cuyos detalles técnicos mantienen bajo reserva.

Fuentes consultadas por este columnista revelan que las empresas aseguradoras pagan a sus agentes conformados en brokers, altas comisiones que pueden rebasar el 30 por ciento del total de la póliza.

Estas voces me confiaron que son tan jugosas las comisiones, que es una práctica común el retornar parte sustancial a los contactos gubernamentales que facilitan las operaciones.

Partiendo de la base del 30 por ciento, tenemos que la aseguradora habría entregado 480 millones de pesos, los cuales resultan un atractivo negocio para quienes han sido los encargados de engordar el cochinito para la campaña presidencial.

Pero hagamos memoria, porque el negocio morenovallista es muy viejo.

Al inicio del sexenio de Melquiades Morales, su entonces secretario de Finanzas se encargó de contratar el seguro de desastres, tras la tragedia en la Sierra Norte en 1999.

En aquel entonces, Rafael Moreno Valle y Cabalán Macari fueron quienes recomendaron y definieron al broker asegurador con el que se contrató la póliza millonaria.

Durante el gobierno de Mario Marín también se contrató una nueva póliza, misma que fue reestructurada con el arribo de Moreno Valle a Casa Puebla.

Sin embargo, hasta ahora se ha reservado el contenido de la última póliza, por lo cual no se tiene acceso a las cláusulas de cobertura de dicho seguro, ni a los montos del deducible, en caso de siniestros.

En pocas palabras, no sabemos qué cubren los mil 600 millones gastados.

Así las cosas, yo esperaría que algún diputado de la supuesta oposición levantara la voz exigiendo se haga pública la póliza de seguro para conocer el costo y la cobertura.

Porque lamentablemente, lucrar con la desgracia de la gente es una práctica común de los gobernantes, y el Señor de Los Cerros es la prueba cínica y viviente.

¿Y los Atlas de Riesgos?

Mi entrega de mañana la dedicaré a los Atlas de Riesgos a los que Rafael se negó a realizar porque estos no lucen ni venden políticamente hablando.

Si los hubieran realizado, la tragedia podría haberse evitado.

Pero esa es otra historia.

Y mañana la contamos.