Justo cuando creo que el habitante de la casona de Los Fuertes ya no tiene nada con qué sorprendernos, aparece una nueva ideota, de quien debiera ser el director de nuevos proyectos de la Casa Disney.
Primero fue la ruedota, luego el teleférico, después el trenecito, posteriormente el chiquihuite azul y ahora, la contratación estelar de Juan Gabriel para componer la versión moderna de Qué Chula es Puebla.
Pa’lamadre.
Aquí la historia.
Igual que negaron la multimillonaria contratación de un millar de espectaculares para promover la imagen del Señor de Los Cerros, un nuevo ridículo hicieron desde la oficina de Comunicación Social del gobierno del estado cuando se deslindaron de la canción que compuso Juan Gabriel para Puebla.
Nadie en uso de razón se puede tragar el cuento de que el “Divo de Juárez” haya decidido componer una canción para esta ciudad, cuando este artista no mueve un dedo si no es a cambio de una camionada de billetes.
Es ridículo pensar que Juan Gabriel decidió escribir una canción para Puebla y presentarla en la inauguración de la Acrópolis, cuando tenía años de no escribir una sola letra para nadie.
Evidentemente, la desesperación de Rafael Moreno Valle para posicionarse y subir algunos puntos en las encuestas lo haría capaz de tirarse de cabeza del Empire State; y si en el camino debía contratar a Juanga para que le compusiera un churrito como el que suena en las redes comandadas por Chelo, no lo pensó ni un instante.
Por supuesto que acostumbrado a no pagar impuestos, no resultaba difícil que el cantautor aceptara la recompensa para no dejar huella, diciendo que siempre ha amado a Puebla y que ahora quiso retornarle algo de lo que tanto le ha dado, de manera gratuita.
Recordemos que fue el propio Juan Gabriel, quien –en medio de un conflicto con Hacienda por no pagar impuestos– compuso la cancioncita con la que se presentaba Francisco Labastida en la campaña presidencial de 2000.
Igual de pegajosa y cursi que la nueva rola poblana, en aquel entonces se contoneaba cantando:
“Ni Temo... ni Chente... Francisco será Presidente...”
El 2 de julio de ese mismo año supimos que Francisco bailó las calmadas y que Chente sí fue presidente.
Pues 16 años después, con esa misma estrella y puntería, ahora canta:
“Es diferente... es diferente... es diferente...
Puebla es un amor, lo más bonito que hay bajo el sol.
Se ha convertido en la gran ciudad.
mírela... mírela... mírela...
Qué bonita es Puebla.
Puebla es un amor... un amor... un amor...”
Estará usted de acuerdo que lo que le hayan pagado, les robaron.
Imagine la escena. Juan Gabriel sentado en el baño, cinco minutos antes de salir a cantar su asistente toca la puerta y le dice: –Oiga, que pregunta el gobernador que a qué hora va a cantar su canción.
–¿Cuál canción?
–Que la de Puebla.
–En la madre... la pinche canción. Dile que para la segunda mitad.
–Yo le aviso, pero los músicos no saben nada.
–Tráeme una pluma y ahorita la armo.
Y es que después de escucharla, Qué Chula es Puebla es la Quinta Sinfonía de Beethoven al lado de esta mamarrachada.
Sin duda la escribió en un papel de baño cinco minutos antes de salir de camerinos.
Y la mejor prueba la tenemos aquí.
Escúchela y díganme si no le robaron al gober.
No dude usted que en compensación, le componga otra que diga:
Ni Ricky... ni Mago... Rafita será candidato...