Hace apenas un mes, el fiscal general del Estado, Víctor Carrancá, se llenó la boca presumiendo a través de un boletín oficial que había recuperado la máscara de Darth Vader.

Gracias a una ardua labor de investigación y al trabajo de inteligencia de la FGE, lograron rescatar la máscara del oscuro personaje.

Para nuestra mala fortuna, nadie le ha informado al inútil del fiscal que Puebla no es Star Wars y que aquí los villanos son de a de veras.

Lamentablemente, la "eficacia" mostrada para descifrar el ridículo robo de la máscara, no aparece ahora que realmente se necesita.

Una semana ha pasado desde que fue sustraído en un robo el bebé Mario Sepúlveda, y el equipo del fiscal general brilla por su ausencia.

Pese al rápido reporte del rapto, la FGE perdió una semana y no ha dado resultados.

Ni los servicios de inteligencia, ni los arcos de seguridad, ni el nuevo C5 han servido ante un hecho que debió resolverse en las primeras horas.

Hasta ahora, no se sabe de un solo caso de éxito de ninguno de los seis arcos de seguridad y mucho menos del C5.

Y pensar que se gastaron mil 400 millones de pesos, 800 en el C5 de Cuautlancingo y 600 en los 6 arcos de seguridad.

Espero que por un acto de capacidad, eficiencia o por simple suerte, la FGE y la SSPE logren rescatar con bien al pequeño.

No debe existir nada peor que el infierno que viven los padres de Mario Sepúlveda.

Lamentablemente, en Puebla son expertos para encarcelar a los enemigos políticos del gobernador, también son extraordinarios para fabricar delitos para extorsionar empresarios, al igual que se pintan solos para limpiarle la cara a su jefe con cabezas de marranos, pero son incapaces de encontrar el supuesto cadáver de una joven en un basurero, o de rescatar a un niño robado.

Pero eso sí, la máscara de Darth Vader está sana y salva.