Los habitantes de Tetepango, Hidalgo, ahí muy cerquita de Pachuca la capital de su estado, son muy entusiastas, muy organizativos, y de verdad que le echan muchas ganas a su feria la de Nuestra Señora de las Lágrimas, que ya de tiempo atrás tiene muy buena fama. No en balde cuentan con una señora plaza de toros, totalmente techada, bien iluminada y con capacidad para cuatro mil espectadores, cómoda y con un bandón de música que al contrario de las demás bandas; que el público tiene que gritarles madre y media y mentarles madres para que toquen, a estos hay que callarlos, pues no aran de tocar.

Pues los señores que conforman el Patronato dela Feria de Tlaltenango que se organizan este año y contratan a los matadores Jerónimo, José Mauricio y Brandon Campos, quien el año pasado en esa feria resultó triunfador. Que se van los señores organizadores al campo bravo tlaxcalteca y ahí, junto al Cerro de cal, que eso significa Tenexac y han contratado un encierro que en los potreros divisaron; eran 6 cárdenos 6 de diversas tonalidades; del cárdeno claro al más oscuro, como el herrado a fuego con el número 142, cárdeno oscuro, bragado corrido y curiosamente “ojo de perdiz”, pues tenía un circulo de pelo blanco en torno a los ojos.

De nombre Pulsero, Matemetl en lengua náhuatl como siempre lidia esta ganadería, toro que ha tocado en suerte al capitalino José Mauricio, quien no solo ha sabido entenderlo, torearlo, sí no, además matarlo echando el cuerpo por delante y haciendo la cruz, para pasear 2 orejas 2 que junto con la que ya había cortado a su primero, se convirtieron en 3, para, junto con Jerónimo que también cortó otras tres a sus toros salir aupados entre la algarabía de un público que bien, muy bien sabe disfrutar su feria.

Antes, y también dentro de la alegría que reinaba en los tendidos, la banda había interpretado aquella melodía en que las cornetas de la banda ubicada a un lado de la plaza contesta al clarín desde el palco del juez, estableciendo un sabroso y sabroso diálogo; esa música es un son y se llama El niño perdido y esta vez fue interpretada en honor del ganadero Javier Yturbe que por los tendidos estaba, junto con otros ilustres taurinos como don Gonzalo Martínez.

Mientras, el jueves pasado, en Málaga, Plaza La Malagueta ha salido fuertemente golpeado el chaval que quiere ser rey y va que vuela para ello.

Su apoderado y Maestro el Matador José Antonio Campuzano, después de la golpiza que le propinaron a su pupilo, ha expresado:

“El toro le ha soltado la cara por el lado izquierdo sin avisarle…le ha propinado un golpe muy seco y eso es lo preocupante”. 

Fue el tercero de la tarde, primero de ANDRÉS Roca Rey, de la ganadería de Garciagrande, el que feamente lo prendió y zarandeo de fea manera. Como verdadero zombie se levantó el joven matador para intentar matarlo con 4 pinchazos 4, desvaneciéndose, y al recuperar el conocimiento, ya luego en la enfermería preguntó:

“¿Maestro, cuántos pinchazos le he dado? ¿Ha muerto el toro?”

Por el momento el matador peruano está perdiendo fechas de su abultada y día a día congestionada agenda; pero lo importante e3s su recuperación total, aunque tenga que recurrir al reposo absoluto, ues lo preocupante son los episodios intermitentes que ha tenido de pérdida de la memoria que ha sufrido y que representan serio peligro al pararse frente a un toro.

 Así metía la cabeza y cornamenta el tenexaco en el capote de José Mauricio.

“Y, que les sale el toro… toro de verdad”, como este cárdeno oscuro, ojo de perdiz, con imponente presencia y que puso muy en alto el fierro de las “S y Y” entrelazadas de la casa.
 
Las 2 orejas 2, le tumbó José Mauricio a ese bello, guapo y muy jarifo de “Tenexac”.
 
Pinceladas de arte tomadas con la cámara del Maestro Ángel Saínos; un toro muy mexicano de Tenexac y un capote con mucho sentimiento del nuestro: Jerónimo. 
 
El matador y Maestro de toreros José Antonio Campuzano en muy expresiva foto al momento en que su torero Andrés Roca Rey es feamente zarandeado en Málaga. 
 
Con la ropa de torear hecha girones, severamente golpeado el matador Andrés Roca Rey por su primero.