Desde la tarde del domingo, las redes sociales enloquecieron tras la noticia de la muerte del llamado “Divo de Juárez”.

Unos conmocionados, otros sorprendidos y otros más aprovechando para hacer del momento, un espacio de suculento lucro político.

En Twitter, Facebook y otras redes, los mensajes de condolencias contrastaron con los oportunistas que vieron en la muerte del cantautor el momento oportuno para capitalizar su falso dolor.

En ese sentido, el Señor de Los Cerros no pudo sustraerse a la tentación, "lamentando" en su cuenta de Twitter la muerte de Juan Gabriel y aprovechando para poner el link de la canción que —por encargo— escribió a Puebla.

Por esa razón, no hay que confundir la muerte de un ídolo nacional con el hecho de que haya escrito un churro de canción a cambio de unos buenos pesos.

La trayectoria de Juan Gabriel no se empaña por haber escrito semejante cancioncita, pero tampoco su muerte la convierte en un himno a Puebla.

De ahí que valga la pena retomar mi columna escrita hace apenas tres semanas, justo después del concierto inaugural de Acrópolis y donde queda claro el valor real de la cursi cantaleta a Puebla. Veamos.

 

Ni Ricky... Ni Mago...

Rafita será candidato...

 

Justo cuando creo que el habitante de la casona de Los Fuertes ya no tiene nada con qué sorprendernos, aparece una nueva ideota, de quien debiera ser el director de proyectos de la Casa Disney.

Primero fue la ruedota, luego el teleférico, después el trenecito, posteriormente el chiquihuite azul y ahora, la contratación estelar de Juan Gabriel para componer la versión moderna de Qué Chula es Puebla.

Pa’lamadre.

 

Aquí la historia.

Igual que negaron la multimillonaria contratación de un millar de espectaculares para promover la imagen del Señor de Los Cerros, un nuevo ridículo hicieron desde la oficina de Comunicación Social del gobierno del estado cuando se deslindaron de la canción que compuso Juan Gabriel para Puebla.

Nadie en uso de razón se puede tragar el cuento de que “El Divo de Juárez” haya decidido componer una canción para esta ciudad, cuando este artista no mueve un dedo si no es a cambio de una camionada de billetes.

Es ridículo pensar que Juan Gabriel decidió escribir una canción para Puebla y presentarla en la inauguración de Acrópolis, cuando tenía años de no escribir una sola letra para nadie.

Evidentemente, la desesperación de Rafael Moreno Valle para posicionarse y subir algunos puntos en las encuestas lo haría capaz de tirarse de cabeza del Empire State; y si en el camino debía contratar a Juanga para que le compusiera un churrito como el que suena en las redes comandadas por Chelo, no lo pensó ni un instante.

Por supuesto que acostumbrado a no pagar impuestos, no resultaba difícil que el cantautor aceptara la recompensa para no dejar huella, diciendo que siempre ha amado a Puebla y que ahora quiso retornarle algo de lo que tanto le ha dado, de manera gratuita.

Recordemos que fue el propio Juan Gabriel quien –en medio de un conflicto con Hacienda por no pagar impuestos– compuso la cancioncita con la cual se presentaba Francisco Labastida en la campaña presidencial de 2000.

Igual de pegajosa y cursi que la nueva rola poblana, en aquel entonces se contoneaba cantando:

“Ni Temo... ni Chente... Francisco será Presidente...”

El 2 de julio de ese mismo año supimos que Francisco bailó las calmadas y que Chente sí fue presidente.

Pues 16 años después, con esa misma estrella y puntería, ahora canta: