Esta semana, aprovechando la ceremonia de lengüeteo de botas donde un grupo de empresarios integrantes del Consejo Coordinador Empresarial estuvo a punto del orgasmo para referirse al gobernador de Puebla.

El equipo de asesores en marketing político decidió utilizar estos discursos para hacer los spots donde hablan de Rafael como el mesías que debe llegar a Los Pinos.

La idea no sería mala si no fuera porque al interior del CCE ya se armó una fuerte división originada por el entreguismo de algunos de sus líderes y porque uno de ellos era, hasta hace muy poco, detractor de Moreno Valle.

Esta es la historia.

De acuerdo con la información proveniente del propio círculo empresarial, a Carlos Montiel Solana le jalaron las orejas por permitir que Gilberto Marín Quintero, en su calidad de vicepresidente del Consejo Coordinador Empresarial, apoyara a Moreno Valle.

Eso refuerza la versión de Miguel Ángel Mantilla Martínez, acerca de que son pocos los que apoyan el espaldarazo que Marín Quintero le manifestó a Moreno Valle.

Pero hay un tema que hay que recordar para hacer inexplicable la nueva postura del dueño de la multinacional Mabesa, fabricante de los pañales Chicolastic.

Veamos.

Fue hace tres años cuando el actual presidente de la Canaco, Antonio Prosperi, le confió a miembros de su cámara que Marín Quintero había integrado una bolsa de 50 millones de pesos para financiar un plan contra Moreno Valle, debido no solo a su corrupción, sino a sus pésimos resultados que ponían en peligro el futuro del estado.

Sobra decir que de 2014 para acá algo sucedió entre Marín Quintero y Moreno Valle, que pasaron del odio al amor, ya que no solo la cruzada contra el Señor de Los Cerros se quedó en el olvido, sino que ahora el empresario ya lo ve con patas para gallo.Quienes conocen a Marín Quintero saben que no da paso sin huarache.

Así las cosas, la campaña de Rafael quedó totalmente deslactosada debido a que el supuesto apoyo ya se vio que es solo de unos cuantos y porque el líder de los nuevos promotores del suspirante presidencial era el detractor número uno del gobernador de Puebla.