El resultado del encuentro de ayer entre Hillary Clinton y Donald Trump es más voluble que una solterona en sus días.

Desde los más reconocidos analistas políticos, hasta el más burdo de los tuiteros, tuvieron algo en común: cada uno vio su propio debate.

Unos vieron ganar a Hillary con amplia ventaja, mientras otros aseguran que el magnate aplastó a la candidata demócrata.

También abundaron los que vieron tibieza en la debatiente, quienes dicen, no supo darle la puntilla a un improvisado y atropellado Donald Trump.

Las encuestas llevaron a los extremos el supuesto resultado, al grado de que el sondeo telefónico de CNN arrojó 72 para Hillary, contra 28 del republicano; contrastando con el Wall Street Journal, cuyo sondeo en Twitter marcaba 57 contra 43 en favor de Trump.

Los encabezados de los diarios norteamericanos se cargaron de acuerdo con sus intereses y líneas editoriales, mientras que en los periódicos latinos, la cargada en favor de Clinton fue abrumadora.

El País, en España, dio espaldarazo a la candidata demócrata titulando aocho columnas: “Clinton resiste todos los ataques de Trump en el debate presidencial”.

Quizá el único dato cuantificable sea el ligero repunte del peso, lo cual implicaría un eventual triunfo de Hillary, que abonaría para México en los mercados financieros.

Pero al final, el tema del ganador y el vencido es exactamente igual a lo que sucede en los debates en tierra azteca, donde todos se dicen vencedores y festejan, aunque el día de la elección les metan soberanas palizas.

Casos en México y particularmente en Puebla sobran, y nos demuestran que nuestra política de rancho no está tan alejada de la chabacanería gringa en temas electoreros.

Yo les sugiero que como si fuera una pelea de box, pensemos que andamos por el cuarto round, donde cada uno ve arriba en las tarjetas a su favorito, pero en donde todavía nadie va a la lona. Habrá que esperar a que concluya el round 12 para conocer la decisión de los jueces, porque no veo a ninguno con el punch suficiente como para noquear a su enemigo. Y aunque no hay que perder de vista la mano derecha del rubio y la izquierda de la peleadora, la realidad es que seguimos en los rounds de tanteo.

Pero hay tiro señores, hay tiro.

A RMV le falló el timing

Y justo cuando todos estábamos pegados a la televisión para ver a los suspirantes gringos, Rafael Moreno Valle pagó una entrevista con Javier Alatorre para que le preguntara si quería ser presidente.

La caduca exclusiva de Altarorre sirvió únicamente para engrosar la cartera de la televisora del Ajusco, que le abrió el espacio en un momento francamente inoportuno.

El patético destape del gobernador de Puebla, puede ser visto por el INE como un acto anticipado de campaña, ya que la declaración la hizo como gobernador, desde Casa Puebla y flanqueado por el estandarte del estado y la Bandera de México.

En su ambición de poder, Rafael olvidó que para moverse en las grandes ligas hay que cuidar el timing y la legalidad.

Y aunque dicen que soñar no cuesta nada, al Señor de Los Cerros y a los poblanos, su sueño nos está costando una millonada.