Demoledor resultó para el gabinete de seguridad del gobierno morenovallista la información que reveló la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe 2016), que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Por más esfuerzos y estrategias que el gobierno de Moreno Valle implementa para minimizar la creciente ola de inseguridad que impera en el estado, es incapaz de garantizar la seguridad de los poblanos.

Y así lo percibe la mayoría de los habitantes. Siete de cada 10 se sienten poco seguros en la entidad, reveló la Envipe 2016.

En 2015, 67.4 por ciento de los poblanos se sentía inseguro, este año el porcentaje subió a 68.4, la cifra confirma que la percepción de falta de seguridad en la entidad continúa aumentando en el gobierno de quien aspira a dirigir al país.

En 2011 el porcentaje fue de 64 puntos, en 2012 disminuyó a 57.1, pero se disparó al siguiente año. En 2013, la cifra fue de 63.3 por ciento y subió otras décimas en 2014 para colocarse en 63.6 por ciento. 

En Puebla durante 2015 hubo 22 mil 959 víctimas por cada cien mil habitantes, 10 homicidios por cada 100 mil habitantes y 6 mil 421 casos de extorsión por cada cien mil poblanos. 

La Envipe 2016 también destaca el aumento de uso de armas en los delitos; en Puebla, uno de cada 3 delitos (31.7 por ciento) se cometió con arma de fuego.

El nivel de confianza en la Policía Preventiva Municipal fue de 53.1 por ciento, es decir, que poco menos de la mitad de los capitalinos sí confía en los uniformados locales.

El delito más frecuente fue el robo o asalto, ya sea en la calle o en el transporte público. Le siguió la extorsión. En tercer lugar quedó el robo parcial de vehículo, señala el trabajo de campo que se realizó entre marzo y abril de 2016.

Estos son los números fríos que evidencian la ineficiencia del gobierno morenovallista en materia de seguridad pública. La Puebla segura que presumía el Señor de los Cerros se sigue desmoronando.

Las estrategias implementadas no funcionan y la delincuencia organizada cada vez se apodera más de las calles y plazas comerciales. La videovigilancia tampoco está funcionando y las millonarias inversiones en los arcos de seguridad están lejos de cumplir con su objetivo.

Lo que parecía lejano, hoy los poblanos lo padecemos: el acoso de la delincuencia organizada. Los asaltos a mano armada cada vez son más constantes y las ejecuciones van en aumento.

El constante cambio de secretarios de Seguridad Pública solo generó un vacío de poder que los delincuentes están aprovechando.

Lo bueno es que a este gobierno ineficaz 

en materia de seguridad pública, le queda poco tiempo en el poder.