La millonaria obra cultural del morenovallismo, llamada Museo Internacional del Barroco, va en camino a terminar en el Cementerio Internacional del Barroco.

Una fuente especializada en la materia confió a este columnista información que refleja la precaria situación en la cual se encuentra un importante número de obras de arte, toda vez que la humedad y la temperatura en las salas donde son expuestas —principalmente las pinturas—, son inadecuadas.

Tanto la autoridad estatal, como los directivos del MIB, saben del deterioro en que se encuentran algunas obras, sin embargo, hasta el momento se han pasado por el arco del triunfo las observaciones de los expertos.

Lo peor del caso es que la delegación del Instituto Nacional de Antropología e Historia también conoce del peligro en que están dichas obras que fueron sustraídas de otros museos de Puebla y hasta de Catedral.

Es decir, que el INAH será cómplice del daño irreversible al patrimonio cultural de nuestro estado.

Sin duda, estamos ante un caso de destrucción masiva de arte, bajo la anuencia y complicidad del estado.

Ni más, ni menos.

El negocio detrás del Museo Barroco

El 14 de mayo de 2015 publiqué en este espacio que Jorge Alberto Lozoya aseguró el 4 de junio de 2014 que no serían saqueados los museos poblanos para vestir al museo que se edificaba en la Reserva Atlixcáyotl.

Sin embargo, en aquella ocasión el funcionario omitió detalles, como el costo real que tendrá para los poblanos la llamada “Alianza Barroca”.

Dicha fraternidad, presidida por Miguel Ángel Fernández Villar, tiene como objetivo llenar las salas del museo morenovallista con obras prestadas, en donde se erogarán millones de pesos para pagar los traslados, empaque y seguros.

Entre las alianzas destacan la del Museo del Prado, a cargo de Fernández Zugaza; el Reina Sofía, a cargo de Miguel Borja Villel; con la dirección General de Artes de Guatemala, a cargo de Alfredo Tay.

Otra de las alianzas es con el Museo Franz Mayer, la cual costará a los poblanos cerca de 17 millones de pesos, de los cuales 14 millones se destinarán al patronato y 3 millones a sus directivos, más los gastos de transporte, empaque y seguros.

Como vemos, los préstamos y renta de las obras representarán un fuerte gasto al erario público; se imagina cuánto tendrán que destinar para llenar el recinto de 18 mil metros cuadrados de exposición.

Sería interesante que personajes como el extitular de la Secretaría General de Gobierno, Luis Maldonado Venegas; el embajador Jorge Alberto Lozoya y Miguel Ángel Fernández Villar, responsable del proyecto, respondieran a las siguientes interrogantes:

¿El dinero considerado para adquisiciones de acervos en que se utilizará, pasará lo mismo que cuando se hizo el museo de Los Fuertes?

¿Para qué tener un museo que únicamente expone obras de otros países?

En 3 años, cuando termine el préstamo de las obras ¿qué le quedará a los poblanos? ¿Será un edificio lleno de salas de exhibición vacías, por el que se tendrá que seguir pagando por los próximos 20 años?

¿Qué beneficio reciben quienes están a cargo del proyecto? (léase Luis Maldonado, el embajador Lozoya y Miguel Ángel Fernández Villar).

¿Continuará el proyecto el siguiente gobernador?

Las interrogantes ahí están; lo cierto es que el Museo Barroco es de los caprichos más costosos del Señor de los Cerros.