Con el agravamiento del cambio climático, que ya representa erogaciones anuales de 24 mil millones de pesos, la paridad del peso frente al dólar que actualmente se cotiza por arriba de los 20 pesos, y la situación migratoria de millones de mexicanos radicados en el país vecino del norte, hay temores fundados de dificultades socioeconómicas en México después de las votaciones del pasado 9 de noviembre en los Estados Unidos.

Sin embargo, existen también grandes oportunidades si empezamos a hacer las cosas diferentes de como las hemos venido realizando hasta este momento, y que son parte fundamental para solucionar algunos problemas ancestrales, tales como la pobreza de millones de mexicanos.

Mucho se ha comentado de los grandes temores que hoy en día experimenta la comunidad latina, tras los resultados obtenidos en la elección presidencial de los Estados Unidos, esto debido al rechazo de la reforma migratoria por parte de los legisladores norteamericanos a la iniciativa del presidente Barack Obama.

Conjuntamente con esta votación en contra de la política migratoria, los temores se acrecentaron ya que durante la campaña del ahora presidente electo Donald Trump, hubo expresiones xenofóbicas, particularmente hacia los mexicanos quienes suman más de 24 millones en ese país, tales como la intención de impulsar la construcción de un muro en la frontera norte, la revisión del Tratado de Libre Comercio (TLC), así como la deportación de nuestros connacionales que carezcan de documentación legal de residencia.

Sin embargo, voces de empresarios migrantes en la Unión Americana han manifestado su preocupación por el posible despido de los mexicanos que carecen de documentos, debido a las revisiones que se prevén que se realicen con la llegada del nuevo gobierno.

En Puebla sabemos que la migración de nuestros paisanos hacia Estados Unidos no es cosa menor. Cada familia mixteca tiene al menos un miembro migrante en norteamérica. Más de un millón de poblanos viven en Estados Unidos.

Tan solo en Nueva York habitan más de 600 mil y le siguen en importancia Los Angeles, New Jersey, Chicago, Filadelfia, Dallas y en menor proporción, otros destinos.

El fenómeno migratorio ha sido una de las más importantes opciones para miles de poblanos desde 1940, ya que al no encontrar condiciones para sobrevivir aquí, eligieron dejar sus pueblos y familias en busca de mejores oportunidades.

En mi experiencia, he observado que la disponibilidad de agua está asociada muy fuertemente a la migración. Al no tener el vital elemento para las necesidades básicas, ni para la producción de los alimentos o la obtención de ingresos, la gente busca en otros destinos las oportunidades que no encuentra en su comunidad.

Sin embargo, las condiciones allá no son fáciles. Pese a que los salarios son mejores y el pago es por hora, los trabajos son muy pesados, la jornada laboral es ardua pues inicia al amanecer y termina al anochecer y aunque, como ya lo mencioné, la remuneración es económica es atractiva, también los gastos son altos. Muchos de nuestros paisanos asentados en el vecino país del norte viven en viviendas modestas, insalubres y con gran hacinamiento humano. Así lo vi hace algunos años en el Bronx.

Aún con las condiciones de vida de nuestros migrantes en el país que los alberga, Puebla recibe anualmente un poco más de 2 mil millones de dólares de los casi 23 mil millones que recibe nuestro país. Estos ingresos se destinan en un 85 por ciento a la compra de consumibles, entre ellos los alimentos y vestido; una décima parte se orienta a construcción e inversiones fijas y sólo un 5 por ciento son utilizados en inversiones que multipliquen los recursos. No hay educación financiera entre nuestra población. Tampoco la tienen nuestros migrantes, excepto algunos casos.

Por otra parte, en materia comercial, México destina el 80 por ciento de sus exportaciones hacia Estados Unidos. En el sector agroalimentario la cifra es mayor. Tan sólo en hortalizas, Puebla envía más de 250 mil toneladas, las cuales representan un ingreso superior a los 200 millones de pesos anuales.

Ante estas situaciones que ahora deberá enfrentar nuestro país, al igual que nuestro estado, para dar solución a esta nueva realidad se necesita una revisión a fondo de las políticas públicas en materias económica, educativa, productiva y comercial.

Se requiere de un importante incremento a los presupuestos para fortalecer iniciativas de emprendedores que hoy tienen muy escasa cobertura; fortalecer las empresas nacionales; mayor inversión en sectores como el agua, el desarrollo de infraestructura productiva, sanitaria y de inocuidad.

Necesitamos también una política educativa que le dé mayor importancia a la formación técnica, a la innovación y a la formación de líderes que conozcan la realidad de sus comunidades y las posibilidades de desarrollo existentes.

También debemos impulsar de manera real a la diversificación de mercados para aprovechar nuevas oportunidades en el Medio Oriente, el bloque Asia–Pacífico, Latinoamérica y Europa, sin dejar a un lado el apoyo a mercadotecnia, misiones comerciales o tecnológicas, los cuales en la actualidad son muy limitados.

Sin duda, los problemas son dolorosos, pero cada uno trae consigo al menos una oportunidad.

* Director del Centro Internacional de Seguridad Alimentaria

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