Apenas ayer escribí de la Puebla trastornada por la inseguridad y a lo largo del día nos convertimos en tendencia nacional por el video que se viralizó en redes, donde se aprecia el momento cuando fue baleada una persona en Zavaleta y Camino Real.

La información asegura que se trató de un cuentahabiente que fue baleado por presuntos asaltantes, quien lamentablemente perdió la vida.

Ayer mismo, un comando de cinco sujetos armados asaltó la tienda Coppel de la avenida 18 de Noviembre, lesionó a un empleado y se dio a la fuga.

En este miércoles rojo, otro comando asesinó a una persona en Ciudad Serdán, en la calle 9 Poniente.

Y por si no bastara, un narcomenudista detenido y esposado se dio a la fuga en plenas instalaciones de la Fiscalía General del Estado.

Un día antes, el martes, en el Centro Comercial El Triángulo se vivieron momentos de pánico cuando un grupo asaltó una joyería y disparó en repetidas ocasiones contra los aparadores, generando histeria colectiva y que durante varias horas se mantuvieran encerrados los clientes en los comercios del lugar.

Hay que recordar que la violenta semana empezó el lunes, cuando otro comando irrumpió en un despacho jurídico en Xicotepec, donde ejecutaron a dos abogados en su centro de trabajo.

Lamentablemente es un hecho que el gobierno está totalmente rebasado y que la seguridad se les salió de las manos, perdiendo el control en todo el estado.

Esta inseguridad no es un asunto casual, sino el resultado del desinterés del gobernador, que se ha reflejado en el escaso presupuesto destinado a este rubro. El Señor de Los Cerros prefirió invertir en arcos de seguridad que no funcionan y en centros policiacos que son elefantes blancos, en lugar de generar una estrategia de seguridad para atacar al crimen organizado con policías realmente capacitados y confiables.

El reportaje que hoy publica Intolerancia Diario firmado por Francisco Sánchez Nolasco evidencia los recursos destinados a la seguridad, ínfimos comparados con las obras de relumbrón morenovallistas como el Museo del Barroco o la armadora Audi.

Así las cosas, Puebla se ha convertido en un nido de vándalos, bajo la complacencia de un gobernador que vive más preocupado en no despertar de su sueño presidencial, antes que en atender la pesadilla de los poblanos.

Y mientras no despierte Rafael de su sueño de opio, deberemos cruzar los dedos para no caer en este fuego cruzado.

Sálvese quien pueda.