Aunque seguramente no se lo habría propuesto así, a Juan Carlos Lastiri Quirós le están saliendo las cosas mejor de lo que, suponemos, pensaba, en el camino en su aspiración de ser el candidato del PRI a la gubernatura en 2018.

El subsecretario de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) ya metió a todos a su ritmo, a su pretensión de enrarecer el clima de definición del abanderado, a fracturar al tricolor y adelantar los tiempos a su favor.

En primer lugar, hizo repelar, echar truenos y mentadas de madre a sus adversarios, los otros personajes que se ven con posibilidades de estar en la boleta dentro de poco menos de dos años: Alejandro Armenta Mier, el más molesto; Enrique Doger Guerrero, el puntero de ellos y quien encabeza las encuestas internas del tricolor; así como a Javier López Zavala y Alberto Jiménez Merino, quienes parecen estar jugando a buscar la grande para que les toque al menos algo, una diputación, una senaduría.

Pero el mayor de los éxitos que ha conseguido Lastiri con su destape adelantado y su abierta precampaña es que hasta el presidente del Comité Directivo Estatal (CDE) priista, Jorge Estefan Chidiac, también se metió a esa dinámica y convocó a los cuatro antilastiristas y al propio funcionario federal a una reunión para poner las cosas en claro.

La cita es a las 20 horas de este martes en el edificio de la Diagonal, sede del expartidazo.

Si nos ponemos creativos, este bloque de priistas heridos por la promoción de Lastiri bien podría denominarse, citando experiencias del pasado priista, con el acrónimo "Tucla" (Todos Unidos contra Lastiri).

Es de esperarse que en ese encuentro a puerta cerrada, del que luego seguramente saldrá una declaración conjunta y descafeinada para los reporteros, se utilicen adjetivos fuertes y salgan a relucir acusaciones de traición que le endilgan al zacatleco en la pasada contienda.

Hay tela de dónde cortar por el nulo apoyo, al menos el que se puede ver, que le dio a Blanca Alcalá en la lucha que dio con todo en contra, a pesar de ser el poblano y priista con la jerarquía más alta en el gobierno federal.

Sin embargo, tampoco los cuatro del Tucla están libres de pecado y, con toda seguridad, recibirán réplica de Lastiri.

Estefan Chidiac tampoco es garantía de unidad ni de alivio de los agravios, pues además de que también es aspirante, ha sufrido en carne propia la rebeldía de Lastiri, quien desoyó los llamados al orden que el diputado federal hizo en repetidas ocasiones.

Así que aquello de la operación cicatriz y el piso parejo, aunque vayan a salir a decir en conferencia de prensa que sí se consiguió, está muy lejos de lograrse en estos momentos en que hay propaganda del subsecretario por todo el estado, mientras los otros no tienen o no pueden hacerse la misma publicidad.

La verdad es que Lastiri ya tomó alguna ventaja y consiguió poner locos a los otros suspirantes, los ha metido en su juego y, en esa dinámica, el más perjudicado es el PRI.

Sin unidad, ellos mismos lo advierten, los tricolores no tienen futuro. Hoy por hoy, Lastiri es agente multiplicador de los disensos, enconos, envidias y fractura.