Se cumplió ya un mes de que hombres armados ejecutaron al comandante de la Agencia Estatal de Investigación (AEI), Jaime Sánchez Sánchez, a solo unas horas de que abandonara el municipio de Ciudad Serdán, donde estaba adscrito, y se dirigiera al municipio de Xicotepec de Juárez para hacerse cargo de la comandancia.

Se hizo totalmente extraño que en este crimen el fiscal general del estado, Víctor Antonio Carrancá Bourget, no realizara ningún tipo de homenaje a un policía caído en cumplimiento del deber.

Porque aún estaba en funciones cuando le dispararon.

Porque así se estila cuando un policía muere como consecuencia de su compromiso con la sociedad.

Pero no fue así.

Solo se dieron unos cuantos detalles de lo ocurrido, se dijo que se iba a investigar y así quedó el asunto.

Y conste que los homicidas venían de Cuesta Blanca, Veracruz, iban a bordo de una camioneta de color blanco con placas del vecino estado.

Había todos los detalles para que se iniciara una cacería humana para que fueran detenidos los criminales y no hicieron nada.

Solo confirmaron la muerte del servidor público.

Jaime Sánchez Sánchez iba a bordo de su vehículo particular, circulaba por el puente de la junta auxiliar La Gloria, en Serdán, cuando un grupo de hombres armados le salió al paso.

Los sicarios le dispararon con rifles de asalto Ak-47 y luego de confirmar que ya no se movía se dieron a la fuga, o más bien se retiraron porque nadie se atrevió a seguirlos, aunque sí se conoció su ruta.

Sobre el crimen existen muchas dudas sobre quiénes pudieron haber sido y cuáles fueron los motivos.

Primero le comento que el municipio de Ciudad Serdán es considerado de alta peligrosidad.

En esa zona se mueven al menos tres grupos del crimen organizado y todos están en pugna por el control de la plaza.

El robo de hidrocarburos, los asaltos a transporte en carreteras, el tráfico de indocumentados, además de los secuestros, extorsiones y la trata de personas, son algunos de los negocios que estos grupos pretenden monopolizar.

Y no solo ejecutan, levantan y desaparecen personas, también las compran, sobre todo si son policías.

‎Al momento de darse la ejecución del comandante de Serdán, en ese municipio existía el reporte de por lo menos seis desaparecidos, además de un número cuantioso de crímenes, agresiones con arma de fuego, levantados, asaltos en carretera a transportes y otros más.

El comandante, aparentemente, iba a ser removido porque no había muchos resultados en sus actuaciones.

¿Pero cuál sería el municipio donde Jaime Sánchez pudiera ser removido, considerando la situación de seguridad de Ciudad Serdán?

El comandante había sido transferido a Xicotepec de Juárez, municipio donde la inseguridad es igual de alta que en Ciudad Serdán, o más.

En el momento cuando se dio el cambio de comandante, el encargado de Xicotepec estaba sujeto a investigación, acuartelado en las instalaciones de la AEI.

Este acuartelamiento obedecía a las acusaciones que pesaban contra Adolfo Zamudio, donde lo señalaban de extorsión, existen incluso grabaciones donde se le escucha pedir dinero a cambio de realizar o no realizar su trabajo.

De este comandante sería desconocido su destino si era relevado por el de Serdán.

Y entonces lo ejecutaron.

Aún se desconocen los motivos de la muerte violenta del comandante Jaime Sánchez Sánchez, pudo haber sido por lo que hizo o no hizo en Serdán o por lo que iba a hacer en Xicotepec.

Para cualquiera de los grupos que operan en ese municipio debió habérseles hecho un estorbo.

Pese a todas estas líneas de investigación, que son la ubicación de la camioneta, con todo y placas, de dónde iban los sicarios, los motivos que pudieran existir en Serdán o en Xicotepec, el caso no muestra un solo avance.

¿A quién no le convendrá que se esclarezca el crimen?

Nos vemos cuando nos veamos.