El mundo enfrenta retos por haber excedido los límites planetarios con la sobreexplotación de los recursos naturales y de la diversidad biológica. A la fecha, se han perdido más de la mitad de cada bosque, más del 90 por ciento de los humedales y 90 por ciento de los esteros pesqueros, según Braulio Ferreira de Souza, secretario Ejecutivo de la Convención de la Diversidad Biológica, durante su participación al inicio del Segmento de Alto Nivel de la Conferencia de las Partes (COP13) celebrada en Cancún, México, este fin de semana.

El modelo actual de desarrollo está acabando con el patrimonio natural por lo que es necesario incluir la participación de otros actores sociales y el enfoque de biodiversidad para la conservación de los recursos naturales, expresó en su participación el secretario del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) del gobierno de México, Rafael Pacchiano Alamán.

Aunado a estas declaraciones, estudios e investigaciones científicas dan cuenta de enormes islas de basura en los mares afectando la vida de miles de especies. Una de estas, ubicada en el centro norte del Océano Pacífico, mide más de 1.5 millones de kilómetros cuadrados y ha incrementado su tamaño en 100 veces durante los últimos 40 años.

Otros estudios señalan que la pesca marítima mundial se estancó desde hace más de 20 años en 80 millones de toneladas de productos. Se ha pescado ya más del 90 por ciento de las grandes especies en una carrera interminable por ver quien pesca más. Y los pescadores de comunidades costeras cada vez deben hacer un mayor esfuerzo por encontrar peces en sus precarias embarcaciones.

Asimismo, la situación en las aguas continentales no es diferente. Restauranteros de la sierras Norte y Nororiente del estado de Puebla, en la República Mexicana, testimoniaron que hace varios años compraban entre 80 y 90 kilogramos de acamayas, el cual es un tipo de langostino local, por semana. Hoy, difícilmente completan 8 ó 9 kilos, con tamaños muy reducidos, y en más de la mitad de los casos con olor a herbicida o garrapaticida de uso pecuario los cuales utilizan para pescar más rápido.

Esta situación fue corroborada con los pescadores de varias comunidades quienes confirmaron que antes podían pescar en una noche entre 5 y 8 kilos de estas acamayas, pero ahora no capturaban ni siquiera 2. Ante esta situación, los pescadores han reducido el tamaño de los huecos de las artes de pesca para atrapar tamaños menores.

Este tipo de testimonios, aunados a estudios realizados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), nos muestran que en los últimos 50 años se ha perdido el 40 por ciento de la especies en el mundo y las más afectadas han sido los peces. Posiblemente, una de las principales causas es debido a que el mal manejo de agroquímicos, aguas residuales y residuos sólidos genera que comúnmente éstos sean canalizados por la lluvia a barrancas y ríos.

Cada año se pierden 2,500 kilogramos de tierra fértil

Un estudio realizado por los Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura en el Banco de México (FIRA), señala que cada año se pierden en promedio 2 mil 500 kilogramos de tierra fértil por hectárea, más de 120 millones de hectáreas dedicadas al pastoreo de ganado tienen algún grado de erosión y, peligrosamente, se está perdiendo la capacidad productiva de la tierra sin embargo, las necesidades de alimentos siguen creciendo con la población.

Mucho del deterioro ambiental tiene que ver con los modelos productivos y con la pobreza de millones de mexicanos que han tenido en el aprovechamiento de recursos naturales, su forma de cubrir necesidades cotidianas para vivir. Lo primero que se pierde en una comunidad es la vegetación por usos como leña y carbón; luego, la fauna, el agua, el suelo y los demás recursos.

Esta situación en mucho contribuye a las alteraciones ambientales y junto con el excesivo uso de combustibles fósiles para industrias y vehículos, hoy enfrentamos un calentamiento mundial cercano a los dos grados centígrados con efectos devastadores. Tan sólo en México se estiman ya erogaciones cercanas a los 24 mil millones de pesos para cubrir afectaciones anuales por fenómenos naturales.

Para mitigar esta preocupante situación que pone en riesgo la vida de las futuras generaciones es necesario modificar radicalmente los modelos productivos actuales, acelerar la adopción de energías limpias, establecer políticas para el rescate de especies, agua, suelo, recuperación de la biodiversidad y, políticas públicas de fomento productivo que sean acordes con la sustentabilidad.

Pero, fundamentalmente, trabajar desde el sector educativo en el desarrollo de una cultura de cuidado y protección del medio ambiente para hacer ciudadanos más informados, más conscientes y responsables con el cuidado de su casa; la única casa que hay para tener una vida digna.

Director del Centro Internacional de Seguridad Alimentaria

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