Una tarea que se avizora como la persecución de una hazaña se ha echado encima el presidente del Comité Directivo Estatal (CDE) del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Jorge Estefan Chidiac, con la búsqueda de la unidad de sus militantes y cuadros, a 19 meses de las elecciones que definirán el futuro en el corto y mediano plazos del tricolor.

Con intensidad, Estefan está recorriendo los municipios cada fin de semana, acompañado de su secretaria general, Rocío García Olmedo; de la coordinadora de los diputados locales, Silvia Tanús Osorio; y de la lideresa del Sector Agrario en la entidad, Maritza Marín Marcelo, entre otros.

Entre el viernes y el domingo estuvo en Tepeaca, San Martín Texmelucan, Huejotzingo, San Pedro Cholula y Atlixco.

La intención es, como había anunciado hace unos meses, preparar la renovación de los comités municipales, la que se antoja complicada por el desorden que hay en estos y porque en las regiones cada quien le reza a distinto santo para 2018.

Lo mismo hay quienes apoyan para la candidatura del gobierno del estado a Juan Carlos Lastiri Quirós, otros a Alejandro Armenta, unos más a Alberto Jiménez Merino; en los municipios más cercanos a la capital, a Enrique Doger.

Y en cada lugar, estos personajes mueven sus fichas y piden apoyos, lo cual genera una división notable en la militancia, en un partido que, pareciera, solamente espera la claridad de la línea del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) para definirse.

La apuesta de Estefan se ve bastante complicada y en ella no solamente se juega su futuro político personal, sino el del PRI poblano.

En 2018, en Puebla habrá elecciones concurrentes por primera vez, estarán en juego siete cargos de elección popular: presidente de la República, gobernador, senadores, diputados federales y locales, alcaldes y hasta presidentes auxiliares.

Además, quienes resulten electos como legisladores y alcaldes, estarán en la posibilidad de reelegirse. Los diputados para dos periodos más y senadores y alcaldes para otro consecutivo.

Lo que resulte para el tricolor en votos será definitivo para las próximas décadas.

Será la oportunidad de rescatar espacios de poder o desdibujarse en un escenario muy complicado.

Es la apuesta para sobrevivir o casi desaparecer.

El Movimiento Regeneración Nacional (Morena) ha ganado terreno en la entidad y en todo el país. Ya no es una promesa, sino una realidad para los comicios, una opción fuerte y real.

El Partido Acción Nacional (PAN), aunque también con sus debilidades y fracturas, lleva la delantera aparente, además de que el gobernador Rafael Moreno Valle es visto como el infiltrado de Enrique Peña Nieto dentro del panismo, lo cual le permitiría negociar la plaza para su candidato o esposa, posible abanderada, para 2018.

De ahí la importancia de la nueva conformación de los comités municipales, que bien ha sabido leer Estefan.

Aun con la gubernatura perdida de antemano, si de verdad se da ese pacto en la cúpula nacional, hay otros seis cargos de elección popular en los que la tan llevada y traída unidad priista podría rescatar mucho.

El viejo lugar común de que "unidos nadie vence al PRI", toma para 2018 una especial importancia.

Mientras algunos andan prematuramente en campaña y otros reprochan voz en cuello las simulaciones, que sí las hay, pocos, muy pocos construyen la cohesión.

Pudiera ser su última oportunidad, pero no todos son capaces de verlo así.