La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) informó esta semana que, después de 15 años de evaluaciones, México permanece en el último lugar de los países miembros de la organización con relación en la calidad de su sistema educativo. Y, con este resultado, nadie está satisfecho.

Los indicadores mostraron que el 48 por ciento de los estudiantes mexicanos no lograron alcanzar el nivel 2 en ciencias de 3 existentes. En lectura, el 42 por ciento no alcanzó este nivel y, en matemáticas, el 57 por ciento no alcanzaron el nivel básico de competencias.

El desempeño en ciencias es de 416 puntos contra 493 como promedio de OCDE, en lectura 423 contra 493 y en matemáticas 408 de 490.

Recuerdo que hace 50 años los niños que ingresaban a la primaria en Tecomatlán, Puebla, ubicada en la Mixteca, se dedicaban a la agricultura, a la ganadería, a la pesca, a buscar cómo satisfacer las necesidades de sus familias en cuanto a agua, leña combustible, abasto de alimentos, cultivar plantas y criar animales. También tenían que vender los productos obtenidos, enfrentar épocas de lluvias y de sequías, plagas y enfermedades, desbordamientos del río Mixteco y 20 necesidades más. Pero no recibieron orientación de la escuela al respecto de sus necesidades cotidianas.

Las necesidades de las familias y de los sectores productivos no están debidamente incorporadas a los contenidos educativos en los últimos 50 años. Y esto lo digo por que me consta.

La prueba del frijolito

En relación con la alimentación, lo único que vimos en primaria y secundaria fue la prueba del frijolito que, puesto en algodón con agua, germinaba sin saber por qué y para qué se hacía este experimento. Hoy sé que esta práctica se sigue realizando sin que los alumnos conozcan el objetivo de ello.

Sin embargo, el sistema escolar no ha implementado acciones para apoyar, desde las aulas, a la alimentación pese a que actualmente tenemos problemas con el sobrepeso y la obesidad y más de 27 millones de mexicanos tienen problemas para acceder a los alimentos.

Con relación en el medio ambiente, en la escuela sólo vimos algo sobre el ciclo del agua, la importancia de los árboles y la fauna. Asimismo, nunca vimos nada de educación financiera y mucho menos de orientación vocacional o conocimiento de los talentos individuales.

Entre los factores que afectan el rendimiento de los estudiantes, que los directores de escuelas de 69 países de la prueba reconocen, están la falta de asistencia y el ausentismo en clases, la resistencia de los trabajadores y docentes a aceptar cambios o mejoras, el hecho de que los profesores son estrictos o que no atienden sus necesidades. También están el consumo de alcohol, drogas, acoso escolar e intimidación entre los propios jóvenes, entre otros.

En México, los problemas que más afectan son estos últimos aunados al ausentismo de profesores además de maestros que no tienen la preparación requerida para impartir las materias.

La educación, considerada como lo más importante para muchos gobiernos y a la que se le aplican más de dos terceras partes del presupuesto público nacional, no ha sido debidamente atendida en lo referente a contenidos. Se ha priorizado la infraestructura y el equipamiento, edificios y aulas, enciclomedias, computadoras y tabletas. Pero muy poco se ha trabajado en cultivar a las personas, a conocer y atender sus necesidades, a saber a qué se dedican y qué comen o cómo se abastecen de alimentos.

El ausentismo de los estudiantes debe tener mucha relación con los niveles de pobreza predominantes, los jóvenes deben ayudar a la familia a trabajar y saltarse clases debe estar muy ligado a la falta de interés en materias sin sentido que poca relación guardan con la vocación, también desconocida, del estudiante. A la fecha no le he encontrado una sola aplicación práctica a algunas operaciones algebraicas que tantas dificultades le han dado a muchos.

Por ello, se requiere un modelo educativo que considere la formación de líderes desde los 5 años; individuos con personalidad y carácter reafirmado, capacidad para comunicarse y para escuchar, conocedores de los recursos naturales disponibles. Un modelo que tome en cuenta a qué se dedica la gente en cada región, sus necesidades y las potencialidades productivas existentes.

También que le dé mayor importancia a la educación técnica, a la educación financiera, a la sustentabilidad y al emprendedurismo pero, fundamentalmente, al conocimiento de los talentos y habilidades de los educandos. Si los procesos de maduración de los proyectos educativos tardan 10 años, es mejor que vayamos empezando ya. La educación, es la única vía para hacer personas que cambien su entorno.

 

Director del Centro Internacional de Seguridad Alimentaria

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