A lo macho, no sé con qué cara las cámaras de Senadores y Diputados, ciervos del pueblo, se reparten un megabono de Navidad de 150 mil pesos para cada uno.

Eso es cinismo puro del que salieron los Moreira, los gobernadores de Veracruz, de Monterrey y demás.

De dónde salen todos los santos días, los presidentes municipales y los alcaldes, los gobiernos que han vaciado y siguen saqueando al país, ¿de dónde?, de esas, de esas escuelas, de esas empresas fraudulentas mal llamadas cámaras.

Un bono te lo ganas con tu trabajo, con tu honradez, con respeto para quien trabajas. Un bono es una gratificación, un reconocimiento. Tú crees lector querido, que esta caterva de malvivientes (con rarísimas excepciones) tienen derecho a autopremiarse… es una verdadera burla, un cinismo siniestro.

“El pueblo tiene hambre, el pueblo tiene sed de justicia” —parafraseando a Donaldo Colosio. Hambre y sed que no ha sido saciada en años; al contrario, ahora la acompañan con una buena dosis de cinismo—.

Y en un arrebato patriótico, la fina bancada perredista se envalentona contra el trompudo Trump y a coro le sorrajan un sonoro gracejo, finísimo: “ppppuuuuttttooooo”. ¿Estos son los que sacarán a mi México de la mediocridad y del hambre física y cultural? Por Dios, acaso no merecemos algo mejor. Dónde quedó el amor a la Patria, el respeto al derecho ajeno, ¿dónde, dónde?

Ahora más que nunca debemos permanecer unidos, respetándonos, reconociéndonos, como mexicanos, como seres humanos que solo unidos podremos salir adelante. UNIDOS, no sacando provecho del que no tiene la fortuna de pertenecer a la selecta e inalcanzable “clase política”. (Si a esto se le pude llamar clase)