La revolución ya empezó, pasen todo esto a todos sus contactos, familiares y amigos… ya lo empezamos, ahora vamos a terminarlo, dice perentoria la voz de un hombre alterado.  

Y es que la llegada del nuevo año trajo consigo la mala nueva para la mayoría de los mexicanos: el incremento a los precios de las gasolinas, que desató el mal humor social en las redes sociales, fuente de la sangría que vive la clase política en México y sus cúpulas dominantes entre quienes se encuentra la clase empresarial, clerical y partidos políticos como el PRI, PAN, PRD y sus respectivos satélites.

Los nuevos precios a los combustibles en un país que ha apostado tarde y poco por energías limpias o renovables significan un duro golpe a la economía de cada ciudadano que vive lejos de las burbujas de la plutocracia que se rodea sin ningún pudor de comodidades, lujos y frivolidades.

Cuatro audios en poder del reportero reflejan el estado anímico de un amplio segmento social. El primero de ellos habla de un plan de acción que pretende asfixiar a la Ciudad de México a partir de este lunes 2 de enero. “De hecho vamos a cerrar todas las entradas de México: Toluca, Cuernavaca, Puebla, Pachuca y obviamente la de Querétaro. Estaba yo platicando que en Chihuahua podemos cerrar la entrada a los Estados Unidos también”, dice la voz masculina.

“El lunes 2 de enero se van a cerrar todas las autopistas que van a la Ciudad de México, por si van a México yo digo que cambien sus planes para el día martes; vamos a hacer una marcha de Guadalajara, Morelia, Puebla, Veracruz’, relata otra voz”.   

Otro audio dice literal: “Vamos a reventar a este gobierno traidor, ladrón y asesino; vamos a hacerlo, unámonos, México unido jamás estará jodido”.    

Hay priistas que tienen amistad y cercanía con Enrique Peña Nieto y Miguel Ángel Osorio Chong, presidente y secretario de Gobernación, que ven con frustración la posibilidad de retener el poder presidencial en la elección de 2018; en Acción Nacional las expectativas no son mejores.

En este mar de desasosiego está la figura de Andrés Manuel López Obrador, como la carta más visible para conquistar la presidencia en las elecciones en el mediano plazo.

Es percepción que comienza a cobrar carta de naturalización. Televisa parece haber leído las señales desde hace meses. Se trata de la televisora que ha pactado con el grupo político que llega al poder cada sexenio sin importar colores, ideología o dogma de fe.

Lo ha hecho desde que el padre del consorcio, Emilio Azcárraga Milmo autodefinió su perfil “soldado del PRI”. Luego fue soldado del PAN y luego, otra vez, del mismo partido político que recetó como milagro para nuestros males la reforma energética.

López Obrador estuvo con tres periodistas de ese grupo televisivo por espacio de 45 minutos. Respondió lo que quiso a una multiplicidad de preguntas. La nota del regreso del líder de izquierda, autodefinido como antisistema, inundó las redes, otra vez.  

La Asociación de Internet.MX publicó su más reciente estudio en diciembre pasado, en el que establece que existen 65 millones de personas conectadas a la red. El 79 por ciento usa redes sociales y un 64 por ciento busca información, más que la búsqueda de un empleo o una relación sentimental (6 por ciento).

El anuncio de los nuevos precios a los combustibles inundó el imaginario de los cibernautas en la última semana de 2016. Con más encono que nunca cuestionaron, recriminaron e insultaron a Enrique Peña Nieto.

No serán las únicas variables del caldo de cultivo futuro.

La pérdida de terreno del peso mexicano frente al dólar, la incertidumbre provocada por la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca el 20 de enero, la inseguridad pública y lo que se acumule parecen allanarle el camino al tabasqueño a quien la plutocracia mexicana había llamado “un peligro para México”.

@FerMaldonadoMX