Terminó un año y empezamos otro. La otra forma de ver este juego: chin, ya he perdido otro año de vida a lo güey, cosechando grandes logros a costa de la felicidad o, dejé morir otro año más sin amar y sin soñar algo allá de sobrevivir o de obtener una posición y un nombre que, al final será olvidado al igual que yo. Olvidé.

Este año comienza, aparentemente, con augurios poco alentadores, sin embargo, yo pienso que algo fuera de esta amenazante rutina en la que vivimos nos sacudirá hasta el polvo de las bolsas del pantalón.

Estarás de acuerdo conmigo, lector querido, que no podemos seguir viviendo en un planeta que hemos convertido en un basurero cósmico. Los mares, todos están contaminados con radioactividad y basura, pero eso sí, seguimos deleitándonos con unos deliciosos camarones o una mojarrita con mantequilla.

Los bosques los hemos desaparecido, más de las dos terceras partes del verde de nuestro planeta ha desaparecido por tierras para sembrar alimento para el ganado.

Ya somos más de 7 mil millones de maceguales en el planeta y vamos a duplicar la población en menos que canta un gallo. ¿Qué van a comer vuestros hijos y nietos? 

El agua potable ya se acabó, la que tomamos la sacan de lo más profundo, obviamente contaminada con metales radioactivos…

Mientras tanto, construimos “ruedas de la fortuna”, inútiles pasos peatonales, puentes igualmente inútiles, no tenemos ambulancias suficientes para cubrir el mentado 911, existen pocas patrullas en todo Puebla, el tránsito es terrible y nuestros políticos viven a cuerpo de rey… Son tan ciegos que piensan que a ellos no les pasará nada… como si vivieran en otro planeta.

De cualquier forma, lector querido, te deseo que tengas un año 2017 lleno de  bendiciones y bienestar con toda tu familia y los cuates, en paz. Aguas con lo que comes y bebes.